Biden eligió como compañía para Abinader a los gobernadores de Panamá y Costa Rica, quienes recientemente se reunieron nuevamente, esta vez en la hermosa Puerto Plata, tierra dominicana donde el “presidente” dominicano tiene fuertes inversiones en el sector turístico.

    Esto, por supuesto, escenificado luego de que Abinader cantara hasta la saciedad -solo y en Trío- que el pueblo haitiano es un pueblo supuestamente «inválido», incapaz de autodeterminación y autogobierno, donde «no hay Estado», sino un situación caótica creada por el propio pueblo.

   Luego siguió el capítulo donde Biden, junto al gobernador de la parte occidental de esta isla -originalmente llamada Quisqueya y Haití- convocó a una cumbre para «ayudar» al pueblo haitiano a reparar su «estado fallido». 

 Entonces Abinader, rápido y veloz, felicitó a Biden por esta iniciativa previamente acordada y la aplaudió con pies y manos.

   La estigmatización de Haití -hay que repetirlo sin cansancio- proviene de superestados canallas y élites blancas capitalistas con ambiciones de dominar el mundo y aplastar las nuevas rebeliones emancipatorias; en el contexto de una fuerte caída de su poder y la agresión violenta motivada por ello.

     A esto se suma, al final del sistema imperialista, la clase dominante dominicana, sumisa al colonialismo e inmersa en el racismo hispanófilo y la sumisión total al poder imperial estadounidense.

   ¿Quiénes son los responsables de tanto fracaso, tanto caos y tan brutal empobrecimiento en Haití? ¿Pueden ser los salvadores de Haití?

     Las respuestas a estas preguntas tienden inevitablemente a romper el guión de la obra recién inventada en Washington. Creemos que quienes felicitan a Biden y culpan al pueblo haitiano de su dramática situación están bajo la perniciosa tutela de los verdaderos culpables. Asumen así, a través de intereses creados y expediciones espurias y oportunistas, la ideología del colonialismo.

   Abrazan la supremacía blanca y se asocian al racismo imperialista europeo y estadounidense para encubrir los fracasos históricos y actuales de las potencias dominantes, buscando ocultar el impacto del saqueo, la depredación ambiental, la sobreexplotación, la imposición de regímenes oligárquicos, dictaduras militares, de partidos mafiosos y plutocracias.

  Preguntémosles también: quiénes impusieron y apoyaron a los duvalianos, namphis, Prosper Abril, Martely, Jovenel Moises en Haití… ¿Cuántas veces ha intervenido EE.UU. en Haití? ¿Qué pasó con la MINUSTASH? ¿Quién creó las pandillas que ahora están fuera de control?

    Las verdaderas respuestas a tales preguntas, que nunca darán, no permiten culpar a las víctimas y absolver a los perpetradores.

   Pero como una burla a la inteligencia del pueblo, en esta otra versión teatral de las «nuevas» recetas imperialistas para Haití, los principales culpables de la tragedia de su pueblo aparecen en el guión de este episodio de la obra aplaudida por Abinader como los poderes ideales. destinado a «salvar» a esa nación. Me refiero a la llamada Comunidad Internacional bajo el paraguas de EE.UU., Canadá, Francia y la UE.

  Todo estaba calculado con frialdad, al estilo Chapolin Colorado. Todo se ha logrado para inducir apoyo a nuevas formas de intervención y control imperialista, que en el pasado remoto y reciente no sólo no resolvieron nada, sino que todo lo empeoró.

   Sin embargo, en cualquier caso, el guion preparado para Biden por sus asesores de imagen y think tanks solo puede producir una tragicomedia mediocre. Eso te lo garantizo.

Fuente: Solidaridad Cuba

ResumenLatinoamericano