Mayta, de 50 años, es aymara, abogado, militante del Movimiento al Socialismo (MAS) y jefe de la diplomacia de Bolivia desde que el presidente Luis Arce llegó al poder, el 8 de noviembre de 2020.
A mediados del año pasado, Mayta fue quien denunció pública y penalmente a la administración de Mauricio Macri por proveer material bélico al régimen de Jeanine Añez para reprimir protestas luego del golpe de Estado contra el presidente boliviano Evo Morales en noviembre de 2019, tras 14 años en el poder.
En entrevista con Télam, el canciller boliviano consideró que el derrocamiento de Morales lo “precipitó” Luis Almagro, el secretario general de la OEA, un organismo que Mayta cree que “desaparecerá por intrascendente”, algo muy distinto al papel de “articulador regional” que le asigna a la Celac.
-Canciller, ¿qué piensa de la asunción de Alberto Fernández como presidente pro tempore de la Celac?
-Creo que ha sido una decisión positiva de los miembros de Celac; los más de 30 países que la conformamos hemos estado de acuerdo en que la presidencia pro tempore sea asumida por Argentina. Este tipo de designaciones son por consenso, no se admite ni una voz discordante. Es un reto complicado y difícil, pero tenemos la confianza en que Argentina va a poder ahondar en este proceso de articulación regional que estamos construyendo con Celac.
Este organismo tiene muchas virtudes, es un espacio en el que podemos encontrarnos los países de América Latina y El Caribe para poder dialogar, pese a nuestras diferencias. Estos últimos años nos abocamos a explorar y transitar los espacios en los que tenemos intereses comunes y a pensar en cómo concretar respuestas a preocupaciones en común, como en el caso de la pandemia. Se ha trabajado en un plan para fortalecer las capacidades regionales ante otra pandemia o circunstancia parecida. Hemos constituido la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) para potenciar nuestras capacidades. Son todavía experiencias embrionarias pero muy importantes.
-¿Cree que la Celac tiene la capacidad de convertirse en un foro regional que reemplace en ciertas discusiones a la OEA?
-No podemos decir que la Celac dentro de 10 años va a convertirse en tal o cual cosa, pero sí reconocemos la necesidad de este espacio. En la región hay una gran suba de casos de Covid-19 y sin embargo todos quisimos estar en Buenos Aires porque entendemos la importancia de la Celac.
Mientras la Celac discute y trabaja en las preocupaciones de nuestros países, como las dificultades económicas que deja la pandemia o el cómo prepararnos para otra crisis sanitaria, en espacios como la OEA no se tratan estos temas. Pese a que tienen una gran estructura institucional, están viendo otras cosas.
Nuestra relación con la OEA se ha resentido significativamente cuando el comportamiento de la gestión de Almagro precipitó la crisis política de 2019 que desembocó en graves violaciones de derechos humanos, inclusive la masacre y el asesinato de varios de nuestros compatriotas. Si la OEA no da un viraje importante será superada por la historia. Si se vuelve un foro ineficaz, desaparecerá por intrascendente.
-El mes pasado nuestro país donó un millón de vacunas a Bolivia ¿Cree que es una buena estrategia para aumentar la tasa de vacunados?
-Es muy importante porque la donación no solo es un apoyo significativo sino que se hace en el marco de esa construcción regional. Cuando estalló la pandemia no teníamos un espacio de articulación, nuestra respuesta fue ‘sálvese quien pueda y cómo pueda’. En la Unión Europea se ha procurado tener soluciones de conjunto como la compra de vacunas y acá no ocurrió eso. Sin embargo, es a través de la Celac que se procura articular esfuerzos, pequeños pero valiosos. Se han producido vacunas de patentes de otras regiones como la de AstraZeneca en esfuerzo conjunto entre México y Argentina, las cuales han llegado a Bolivia. Eso marca una pauta, una línea de acción que en el futuro debemos ahondar. Más allá de que se hayan donado vacunas, la idea que queda es que sí son posibles estas articulaciones.
-Evo Morales dijo hace unos meses a Télam que “Bolivia y Argentina deben industrializarse y unirse para ser potencias en la explotación del litio”. ¿Hay proyectos en este sentido para 2022?
-En este momento no hay un proyecto, pero el objetivo debe ser enlazar esfuerzos porque tenemos un recurso estratégico como el litio. Debiéramos tener la capacidad de coordinar esfuerzos para realizar una explotación adecuada y tener el desarrollo tecnológico necesario para no sólo exportar materias primas sino manufacturas, como las baterías u otras cosas. Esperamos estar a la altura de este reto que resultará siendo histórico”.
-¿Qué cree que aportará a Latinoamérica el presidente de izquierda electo en Chile, Gabriel Boric?
-Ese proceso electoral muestra lo que quiere y lo que no quiere el pueblo chileno y queda claro que no quiere propuestas neoliberales. Tenemos la esperanza de que todo gobierno pueda ayudar a consolidar una articulación regional. Este tiempo de la historia está signada por la caída del proceso globalizador y el neoliberalismo y el surgimiento de ciertas tendencias nacionalistas y de bloques regionales que buscan pervivir con sus pueblos y no ser simplemente piezas en el tablero de ajedrez de las superpotencias. Necesitamos unirnos regionalmente. Tenemos la esperanza de que un Gobierno como el de Boric pueda ser parte de este proceso, que es crucial para nuestro futuro.