¿Qué nos dejó 2021 en América Latina y qué nos espera este año?
¿Qué nos dejó 2021 en América Latina y qué nos espera este año?
Por Alfredo Zaiat.
Annur TV
Thursday 30 de Dec.
El 2021 termina como el año de la vacunación masiva en los países ricos y de ingresos medios, dejando marginados a los países pobres. También es el año del crecimiento divergente, en el cual los países ricos y medios pudieron recuperar todo o gran parte de lo perdido en el primer año de la pandemia.
Y, a la vez, es el año de la eliminación progresiva de las restricciones.
Ya sea por el impacto sanitario del coronavirus o por los efectos sociolaborales devastadores en aumento de desempleo y pobreza, 2021 también fue el año del descontento popular y la protesta social.
Si bien el acceso de vacunas fue desigual, el desarrollo científico del antídoto en tiempo récord y posterior distribución ha sido uno de los logros del año que termina.
Sin tener vacunas el panorama sanitario global hubiera sido aún más dramático y la economía hubiera seguido en depresión.
Existe la esperanza de que el 2022 sea el año de un más rápido regreso a la normalidad en el funcionamiento de la economía y en la vida cotidiana de las sociedades. Sin embargo, existe bastante incertidumbre puesto que todavía no hay evidencias contundentes acerca de que la posible aparición de nuevas cepas de COVID-19 no sea más letal.
Qué pasó en los países ricos
La velocidad de la recuperación económica de la enorme recesión de 2020 ha tomado por sorpresa a muchos pronosticadores. La producción de los 38 países de la OCDE, en su mayoría ricos, superó el nivel anterior a la crisis. La tasa de desempleo promedio en ese club de países ricos se ubica en 5,7%.
El panorama general ha sido notablemente benigno, incluso cuando surgieron distintas variantes del coronavirus durante el año. Pero esconde grandes diferencias debajo. La pandemia ha creado ganadores y perdedores, y es probable que la dispersión entre ellos persista en 2022.
The Economistha recopilado datos sobre cinco indicadores económicos y financieros (PIB, ingresos familiares, desempeño del mercado de valores, gasto de capital y endeudamiento del gobierno) para 23 países ricos. Clasificó cada economía de acuerdo con su desempeño en cada indicador, creando una tabla de general.
Algunos países permanecen en el pozo económico, mientras que a otros les está yendo mejor que antes de la pandemia en casi todos los aspectos. Dinamarca, Noruega y Suecia están cerca de la cima, y la economía estadounidense también se ha desempeñado razonablemente bien.
Sin embargo, a grandes países europeos, incluidos Gran Bretaña, Alemania e Italia, les ha ido peor. España fue el peor de todos.
Unos se recuperan y otros se estancan
Las fisuras en el ritmo de crecimiento entre países que generó la COVID-19 son persistentes: para el FMI se trata de divergencias a corto plazo que dejarán huellas duraderas en el desempeño económico a mediano plazo y que obedecen más que nada al acceso a vacunas y al mayor o menor velocidad en el despliegue de políticas expansivas de apoyo.
El Fondo proyecta que la economía mundial crecerá 5,9% en 2021 y 4,9% en 2022. "Existen mejores perspectivas a corto plazo de algunas economías de mercados emergentes y en desarrollo que exportan materias primas. La veloz propagación de la variante delta y el peligro de nuevas variantes multiplican las dudas sobre la celeridad con la que se podrá superar la pandemia", afirma el informePerspectivas Económicas Mundiales del FMI.
El Producto de las economías avanzadas superará las proyecciones a mediano plazo previas a la pandemia, en gran medida gracias a la sustancial política de apoyo adicional prevista en Estados Unidos, que incluye medidas destinadas a estimular la economía con expansión fiscal y monetaria.
Volvió un viejo fantasma: la inflación
La economía global, en la década del '70 y en parte del '80, estuvo dominada por el problema de la inflación. Este frente de tensión socioeconómica volvió ahora a ocupar la agenda de la mayoría de los países.
El alza de la tasa de inflación en esta oportunidad se debe al descalces entre la oferta y la demanda relacionados con la pandemia, al alza de precios de las materias primas respecto del bajo nivel de base que registraban hace un año, y a los problemas de la logística en la cadena de suministros.
El FMI prevé que las presiones sobre los precios se moderarán en 2022. Sin embargo, apunta que en algunas economías de mercados emergentes y en desarrollo esas tensiones persistirán debido a los elevados precios de los alimentos, los efectos rezagados del encarecimiento del petróleo y la depreciación de los tipos de cambio, que hace subir los precios de los productos importados.
"Las perspectivas de la inflación están rodeadas de gran incertidumbre, principalmente debido a la trayectoria de la pandemia y la duración de los trastornos en la cadena de suministros", concluye.
El otro fantasma: el default de deudas
En 2020 se produjo el mayor aumento de la deuda en un año desde la Segunda Guerra Mundial: la profunda recesión hicieron que la deuda mundial crezca a 226 billones de dólares.
Antes de la crisis el endeudamiento global ya era elevado, pero ahora los gobiernos se enfrentan con niveles inusitadamente altos de deuda pública y privada.
Los economistas del FMI Vitor Gaspar, Paulo Medas y Roberto Perreli explican que el endeudamiento público contribuyó un poco más de la mitad del aumento, y el coeficiente de deuda pública se disparó a un nivel sin precedentes de 99% del PIB mundial. La deuda privada de empresas no financieras y hogares también alcanzó nuevos máximos.
El fuerte aumento de la deuda estuvo justificado por la necesidad de proteger la vida de las personas, preservar los empleos y evitar oleadas de quiebras. Si los gobiernos no hubieran tomado esas medidas, las consecuencias sociales y económicas habrían sido devastadoras.
Pero el incremento de la deuda amplifica las vulnerabilidades, sobre todo a medida que las condiciones de financiamiento se tornan restrictivas por la previsible suba de la tasa de interés internacional en el 2022.
Los mayores niveles de endeudamiento limitan en muchos casos la capacidad de los gobiernos para seguir con políticas expansivas que impulsen la recuperación económica.
Cuál fue la performance de América Latina y el Caribe en 2021
La región crecerá en el año que termina aunque la pandemia continuó presente y la crisis agudizó sus problemas estructurales: baja inversión y productividad, informalidad, desocupación, desigualdad y pobreza.
La CEPAL explica que el crecimiento de 2021 se explica por una baja base de comparación —luego de la contracción de 6,8% anotada en 2020—, además de los efectos positivos derivados de la demanda externa y el alza en los precios de los commodities que exporta la región, así como por aumentos en la demanda agregada.
“Existen importantes asimetrías entre los países desarrollados y las naciones de ingreso medio —entre las que se encuentran la mayoría de los países de América Latina y el Caribe— tanto en la dinámica de la vacunación, como en la capacidad de implementar políticas para la recuperación económica”, indicó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
Antes dela COVID-19 la región venía con una trayectoria de estancamiento: en el sexenio entre 2014 y 2019 creció a una tasa promedio de 0,3%, menor al promedio del sexenio que incluye la Primera Guerra Mundial (0,9%) y el de la Gran Depresión (1,3%).
Además muestra una caída progresiva en la inversión, alcanzando en 2020 uno de sus niveles más bajos en las últimas tres décadas (17,9% del PIB). La productividad laboral también retrocedió.
Por otro lado, en 2020 la pandemia desencadenó la mayor crisis que han experimentado los mercados laborales de América Latina y el Caribe desde 1950. A nivel mundial, los mercados del trabajo de la región fueron los más afectados por la crisis generada por la COVID-19 —el número de ocupados cayó 9,0% en 2020— y la recuperación de 2021 no permitió alcanzar los niveles precrisis.
Cuál es la proyección para el 2022
Según las más recientes estimaciones de la CEPAL, en 2022 América Latina y el Caribe crecerá 2,9% en promedio, lo que implica una desaceleración respecto del rebote de 2021.
Nada permite anticipar que la dinámica de bajo crecimiento previo a 2020 vaya a cambiar. Los problemas estructurales que limitaban el crecimiento de la región antes de la pandemia se agudizaron y repercutirán negativamente en la recuperación de la actividad económica y los mercados laborales más allá del repunte del crecimiento de 2021 y 2022. En términos de ingresos per cápita, la región continuaría en una trayectoria que conduce a una década perdida, advierte el informe de la CEPAL.
Explica que la tasa de crecimiento actual no es sostenible y existe un riesgo de retorno a trayectorias mediocres, con insuficiente inversión y empleo, y mayor deterioro ambiental. La crisis derivada de la pandemia ha aumentado la desigualdad y la pobreza, afectando principalmente a las mujeres, jóvenes y personas mayores.