Por Sdenka Saavedra Alfaro.
"La súplica es el arma del creyente, la base de la religión y la luz de los cielos y la tierra” Profeta Muhammad (BPD) (Al Kafi: tomo II, Pág. 339).
Por Sdenka Saavedra Alfaro (1): La oración, sin lugar a dudas es un arma poderosa para poder tener contacto con Dios Misericordioso, de acuerdo a grandes eruditos y místicos, además de hacer crecer la espiritualidad tan necesaria en estos momentos cuando lo material lo engloba todo; pues la codicia del hombre no sólo está llevando a la hambruna del mundo, sino lo lleva a vivir en un sistema cada vez más capitalista donde pervive la desigualdad de los más poderosos contra los más débiles.
Por ello, la “Súplica”, la “Du’a” (دعا)(2), prácticamente la oración (Salat), siendo una rama del Islam, una de las particularidades de la doctrina shiíta, no sólo es un instrumento para el refugio en el Creador Todopoderoso, en el momento de las dificultades y calamidades, sino que además se convierte en una herramienta para ampliar el conocimiento y la sabiduría, además de ser el mecanismo de la purificación del alma, a través de la alabanza, el saludo, el arrepentimiento y la perfección del espíritu; pues “La Súplica es el Pilar de la fe”, y es la solución de cualquier necesidad.
Es así que el Imam Zain al ‘Abidin (AS), el Imam Sayyad, “el señor de los que se prosternan” el cuarto Imam, el hijo del “Señor de los Mártires”, el Imam Hussain (AS), tomó a la súplica como un instrumento para transmitir, difundir, las enseñanzas del Islam, los mandatos islámicos, el camino y método de la gente del Profeta (BPUH); es decir la utilizó como método para enseñar el espíritu de la religión, el desapego de lo mundano y todo aquello que es necesario para la purificación de las almas y de la condición humana, pues después de lo acontecido en la epopeya de Karbala( 3), día del martirio de su padre el Imam Hussain (AS), y sus compañeros, donde él estuvo presente, no pudiendo participar en la batalla debido a una enfermedad, lo que evitó que fuera martirizado en aquella masacre, después que fue llevado a Kufa y a Sham (Damasco), junto con otros cautivos de Karbala, por las duras condiciones que lo rodeaban, le impusieron encerrarse y limitarse, sin poder difundir las enseñanzas islámicas.
En ese tiempo, los Omeyas que estaban en el dominio, continuaban despreciando y deshonrando las enseñanzas islámicas, por lo que al Imam Zain al ‘Abidin (AS), no le permitieron difundir en forma oral, ni otra forma el verdadero Islam, es en ese sentido que él adoptó la “súplica” como método para la transmisión de las enseñanzas del Islam sin darle a sus enemigos un pretexto para que lo acusaran. Así enseñó muchas súplicas a la gente, algunas de las cuales fueron reunidas bajo el título de Sahifatus Sayyadiiah, libro conocido con el nombre de “Los salmos de la familia de Muhammad (PBUH)”, o Sahifa Sayyadiya, que para muchos eruditos es el mayor tesoro de conocimientos divinos, después del Corán y del Nahyul Balágah del Imam ‘Alí (AS), por poseer el más alto estilo en lengua árabe y el lugar más elevado desde donde poder captar y recibir diversas cuestiones filosóficas, de teología y ética, uno de los mayores legados del Imam Sayyad (AS).
Este libro contiene 54 súplicas y aunque el contenido de Sahifa Sayyadiya está en forma de súplicas, contiene una gran parte de las enseñanzas islámicas, y precisamente una de las súplicas más famosas es la súplica Makarim al-Ajlaq, “Súplica acerca de las nobles cualidades morales”, la vigésima súplica, que para muchos es una verdadera lección para enseñar el estilo de vida islámico a los individuos y a la sociedad, siendo en verdad un curso de “ética islámica”; ya que desempeña una importante función en la educación moral y en la perfección espiritual del creyente, tan necesaria en estos tiempos, donde la ambición de los poderosos lo está destruyendo todo, de ahí es que la resistencia está en el crecimiento de la moralidad de cada individuo, así de toda sociedad, enarbolando a la ética islámica, como un resurgir para la humanidad; pues para el Islam verdadero, la ética es una disciplina práctica, la que se demuestra en los hechos, es decir el resultado de las obras justas como la piedad (o el temor a Dios), el buen carácter, el crecimiento de todos los valores y nobles cualidades morales, libres del libertinaje y la corrupción, como lo dijo el Imam Alí (AS): “El más perfecto en fe entre los creyentes es aquel que posee la moral más bella” (Al Bahar, tomo LXXI, pág. 389).
Por lo que en la súplica, Makarim al-Ajlaq, el Imam Sayyad (AS) menciona una serie de defectos y le aconseja a los creyentes que se alejen de ellos; y en otra parte, menciona una serie de nobles cualidades morales y alienta a los creyentes que sigan sus consejos para ganar estas cualidades; es decir se le pide a Dios ayuda para adquirir buenas costumbres y hacer buenas obras, así como para evitar los vicios morales, de ahí es que se la ha llamado “Makarim al-Ajlaq” por poseer enseñanzas humanizadoras para adquirir moralidad y hacer buenas obras, justamente porque el Islam es una moral práctica.
También se debe mencionar que una característica que la diferencia de las otras súplicas, es que comienza con saludos al profeta Muhammad (PBUH) y la familia de Ahlul Bait (AS); es decir se inicia cada párrafo de la oración con “salawat”, porque se considera una de las tradiciones que ha venido del camino de los infalibles y han ordenado que se envíe salawat antes y después de pedirle a Dios, el Imam Sayyad dijo: “¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia, y haz que mi fe llegue a ser la más perfecta, haz que mi certeza sea la mejor de las certezas, convierte mi intención en la mejor de las intenciones y mis obras en las mejores de las obras. “¡Oh, Dios! Perfecciona mi intención a través de Tu benevolencia, rectifica mi certeza a través de lo que está ante Ti, corrige a través de Tu poder lo que ha sido corrompido en mí”(4).
Al mismo tiempo se debe señalar que en esta súplica que consta de 30 versículos, son peticiones que se realiza a Dios Misericordioso que incluyen temáticas de la ética en los campos del pensamiento, el habla y la acción y se presentan en dos ejes de la ética individual y social, como la solicitud de la fe más completa así como la certeza y la mejor intención en la corrección de la corrupción; ya que el Imam Sayyad en la misma oración pide a Dios, los atributos loables y dignos de elogio, la lejanía de las inmoralidades, de las acciones malas y viciosas, pues esta sagrada súplica contiene enseñanzas importantes que si la gente interesada y creyente reflexionara sobre ella y la comprendiera bien, actuaría según sus instrucciones, y se beneficiaría de la verdadera perfección.
También esta oración nos habla sobre el desprecio por la riqueza de los ricos, el equilibrio entre el cuerpo y el alma, la perseverancia en el camino de la rectitud, así como el de alejarnos de la envidia, el orgullo, la vanidad, la jactancia; es decir de los antivalores pidiéndole a Dios las más nobles cualidades morales, el Imam Sayyad dijo: “¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia, facilítame aquello a lo que doy importancia (alimento, salud, seguridad y tranquilidad), empléame en aquello de lo cual Tú me pedirás cuentas mañana y permíteme pasar mis días en aquello para lo cual me has creado. Enriquéceme, amplía Tu provisión sobre mí y no me pruebes con la envidia. Enaltéceme sin afligirme con el orgullo. Haz que Te adore sin que mi adoración llegue a corromperse por la vanidad. Permite que el bien fluya desde mis manos hacia la gente sin que esto se destruya con el reproche. Otórgame las más elevadas cualidades morales preservándome a la vez de la jactancia”. “¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia. Y no me eleves en nada ante la gente sin rebajarme en algo equivalente ante mí mismo, ni me otorgues una exaltación externa sin una humillación interna del mismo grado”(5).
Así en cada uno de los versículos de esta famosa súplica “Makarim al-Ajlaq”, la súplica de las nobles cualidades morales, se hace mención a la solicitud para la corrección de los defectos y las faltas de nuestra conducta, así como también, pedirle ayuda a Dios para las obras que se nos pedirán en el Día del Juicio, es decir la reflexión sobre nuestra existencia en este mundo y de las cosas que estamos realizando en estos momentos a favor de los demás, al igual que es un poderoso pedido contra los opresores; pues así como un musulmán no oprime, no acepta la opresión, al respecto el Imam Sayyad dijo: ¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia. No permitas que resulte oprimido, pudiendo Tú evitármelo. No permitas que cometa injusticias, siendo opresor, teniendo Tú todo el poder como para guiarme. No permitas que me extravíe en tanto Tú puedas guiarme. No permitas que sea pobre mientras que Contigo está mi plenitud. No permitas que sea tirano y rebelde, en tanto que de Ti proviene mi fuerza”(6).
Es en ese sentido, que en estos momentos donde el mundo está también luchando no solo la batalla contra la pandemia del coronavirus Covid-19, con todas sus sepas, la que ha traído más muerte, pobreza, y desolación; y para justamente prevenir, el caos, el declive de todo mal, se encuentra precisamente el refugio del hombre en las “Súplicas” como un arma poderosa, estrategia de fe, conocimiento y sabiduría.
El Imam Sayyad (AS) al respecto señaló: “¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia. Engaláname con el adorno de los justos y vísteme con el ornamento de los temerosos en el esparcimiento de la justicia, la contención de la ira, la extinción de la llama de la enemistad y el odio, la reunión con la gente de la separación, la corrección de la discordia, la expansión del buen comportamiento, el ocultamiento de los defectos, la suavidad del carácter, la modestia (la contención de las acciones), la belleza en la conducta, la seriedad en las maneras, la solemnidad, la afabilidad en el comportamiento, la precedencia en la llegada a las virtudes, la preferencia de la generosidad, el abandono de la injuria, el otorgamiento de la merced a quien no lo merece, la mención de la verdad aunque sea dolorosa, el empequeñecimiento de lo bueno de mis palabras y obras aunque sea abundante y la magnificación del mal de mis palabras y obras aunque sea insignificante. Perfecciona todo esto en mí a través de la obediencia perdurable, el aferramiento a la comunidad (estando a su lado) y el rechazo de la gente innovadora y de aquellos que actúan de acuerdo a las opiniones personales contrarias a la religión” (Súplica número XX)
Notas:
1- Sdenka Saavera Alfaro es escritora, periodista e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED) La Paz y la Asociación de la Comunidad Islámica Ahlul Bait de Bolivia.
2- El término árabe “Du’a” (دعا) viene de la raíz (د ع و) significando atraer a alguien mediante voz y palabras. También se ha utilizado en el sentido de pedir algo a alguien. (Abu Hilal ‘Askari, pág. 536).
3- Sdenka Saavedra Alfaro “Muharram y la epopeya de Ashura: 1400 años del esplendor y la grandeza del “Señor de los Mártires”. Leer más en: https://es.shafaqna.com/2020/08/21/muharram-y-la-epopeya-de-ashura-1400-anos-del-esplendor-y-la-grandeza-del-senor-de-los-martires/
4- Imam ‘Ali ibn Al Husain Zain al Abidín (P), “As-Sahifa al-Kamilah as-Sayyadiiah. Las súplicas de As-Sayyad”; Fundación Imam ‘Ali – Sección Hispana. Beirut, Líbano. Biblioteca Islámica Ahlul Bait (P)
5- Súplica número XX: “Súplica acerca de las nobles cualidades morales”.
6- Ídem.