Nicaragua celebra elecciones sin presencia de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), por considerarla un órgano de agresión de EE.UU.
Este domingo 7 de noviembre, los nicaragüenses han acudido a las urnas para elegir a su nuevo mandatario, así como, a 90 diputados de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) y 20 diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen).
No obstante, a estas elecciones no se han invitado representantes y observadores de la OEA, ya que anteriormente el canciller nicaragüense, Denis Moncada, en una entrevista a la agencia rusa de noticias Sputnik, había dicho que la OEA constituye como un organismo de intervención en la región latinoamericana.
“Yo creo que es comprensible que Nicaragua le diga a la OEA: No, no queremos tu presencia en estas elecciones, no te invitamos. Porque está clarísimo que la OEA nació como organismo de intervención norteamericano para hacer efectiva su política y la doctrina Monroe, es decir de dominio y de control de todos los países de América Latina y el Caribe, como si fueran parte de Estados Unidos”, dijo Moncada.
Es más, el jefe de la Diplomacia de Nicaragua aseguró que el país centroamericano celebra elecciones libres, transparentes y legales, al rechazar cualquier injerencia por parte de organizaciones internacionales en asuntos internos de Managua.
“Si una elección es justa, transparente y además legal, no le corresponde a la comunidad internacional definir a las autoridades, con su intervencionismo. El derecho internacional, la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no establece que los países están sujetos a que los Estados Unidos reconozcan a sus gobiernos electos democráticamente como va a ocurrir en Nicaragua”, manifestó.
En el proceso electoral, el actual presidente, Daniel Ortega, busca su quinto mandato, el cuarto consecutivo (desde su victoria en 2006) y el segundo, junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, frente a cinco formulaciones opositoras.
Esto, mientras que las presiones de los países hegemónicos, con EE.UU. a la cabeza, y las campañas de difamación contra el presidente Ortega han aumentado desde que se postulara para la reelección.