Casi 190 indígenas fueron ultimados durante el año 2020 en medio del aumento de la violencia contra los pueblos originarios. Lxs indígenas brasileños hicieron frente a 304 casos de violencia en 2020, entre ellos cinco sucesos de violencia sexual.
El Informe de Violencia contra los Pueblos Indígenas de Brasil, publicado anualmente por el Consejo Indígena Misionero (CIMI), reveló este viernes que en el año 2020 un total de 182 indígenas fueron asesinados, debido al aumento de la violencia contra pueblos originarios y las invasiones a sus tierras.
Según el documento, esta cifra de indígenas muertos representan un 63 por ciento más que en 2019, cuando 113 perdieron la vida debido a actos de violencia.
Además, se registraron 263 “invasiones, explotación ilegal de recurso y daños al patrimonio indígena”, precisó el texto.
Las cifras de invasiones de 2020 superaron las 256 perpetradas en 2019 y representan un incremento del 137 por ciento con respecto a 2018, cuando se notificaron 111 casos.
Igualmente, el pasado año se registraron 14 expedientes de abuso de poder, 17 amenazas de muerte, 16 homicidios culposos, ocho lesiones corporales intencionadas, 15 hechos de racismo y discriminación etnocultural junto a otros 13 intentos de asesinato y cinco sucesos de violencia sexual.
El total de casos registrados de violencia contra indígenas en 2020 acumula 304, cifra que supera la marca registrada en 2019 de 277.
Las invasiones, los incidentes de explotación de recursos naturales y los daños a la propiedad son un patrón identificado de 219 que repitió también este año, de acuerdo con el estudio.
Generalmente, los invasores son madereros ilegales, buscadores de oro, cazadores y pescadores, ganaderos y acaparadores de tierras que invaden los predios indígenas con el objetivo de apropiarse de forma ilegal de la madera.
Los usurpadores devastan ríos enteros en busca de oro y otros materiales, además de deforestar y quemar grandes áreas para abrir pastos.
Los ocupantes dividen la tierra en lotes que comercializan ilegalmente, incluso en territorios nativos donde residen pueblos aislados.
En este sentido, el CIMI llama la atención sobre los casos de los pueblos Yanomami, Yekwana y Munduruku, que fueron violentados recientemente ante la omisión del Estado y el aumento de la crisis sanitaria.
Los Yanomami sufren en sus terrenos la presencia de cerca de 20.000 mineros ilegales, quienes traen violencia y contagios de la Covid-19. De acuerdo con la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil, hasta el momento 43.000 aborígenes se contagiaron con la enfermedad y unos 900 murieron en 2020.
Foto: @ApibOficial
Fuente: TeleSUR