Un informe del Costs of War Project, de principio de año,  realizado en colaboración entre las universidades de Brown y Boston, afirmaba que habían muerto por suicidio cuatro veces más militares estadounidenses en activo y veteranos implicados en las guerras posteriores al 11-S que en combate durante ese tiempo.

Mientras, en un reciente informe del Pentágono citado por AP, en el reciénte trimestre de 2021 han muerto más militares en activo por suicidio que desde el inicio de la pandemia de la Covid-19.

El estimado indica que los suicidios en las Fuerzas Armadas estadounidenses se han disparado en un 46 % en comparación con el mismo periodo del año pasado. El Departamento de Defensa reveló que 60 miembros del ejército servicio activo se quitaron la vida en ese periodo, frente a los 41 del año anterior. La pandemia de la Covid-19 se ha cobrado la vida de 67 militares desde el inicio de la crisis sanitaria.

Se conoce que 139 militares, tanto en activo como en la reserva, murieron por suicidio en el mismo trimestre, frente a los 130 del año pasado.

Datos de la vigilancia estandarizada del Pentágono publicada a finales de septiembre, señalan que en 2020 se produjeron 580 suicidios, frente a los 504 del año anterior. Las tropas de la Guardia Nacional del Ejército registraron un aumento del 35 % en los suicidios, pasando de 76 en 2019 a 103 el año pasado. Los militares del Ejército en servicio activo fueron testigos de un aumento de casi el 20 %, mientras que los del Cuerpo de Marines subieron más del 30 %, alcanzando los 47.

"Los hallazgos son preocupantes. Las tasas de suicidio entre nuestros miembros del servicio y las familias de los militares siguen siendo demasiado altas, y las tendencias no van en la dirección correcta", dijo el secretario de Defensa, Lloyd J. Austin, en un comunicado que acompañaba a la publicación del informe anual de eventos suicidas del Departamento de Defensa (DoDSER) para el año calendario 2020.

El Secretario de Defensa estadounidense añadió que las tasas de suicidio seguían siendo un reto para el departamento y prometió esfuerzos para "proporcionar a toda nuestra gente la atención y los recursos que necesitan, para reducir los estigmas y las barreras a la atención, y para garantizar que nuestra comunidad utilice medidas de seguridad y precauciones sencillas para reducir el riesgo de futuras tragedias".

Pesando en el aumento de las cifras totales, la Oficina de Prevención del Suicidio de Defensa añadió que la tasa de suicidios por cada 100 000 individuos no aumentó por un margen estadísticamente significativo de 2019 a 2020.

"Cuando empezamos a hablar de los datos y de lo que podrían indicar, siempre hemos sabido que la Covid-19 y las medidas para responder al virus han presentado desafíos únicos que incluirían factores de riesgo para algunas personas. Por eso no sólo seguimos vigilando esto, sino que seguimos siendo implacables para mitigar los efectos, en la medida de lo posible", dijo el general de división del ejército Clement S. Coward, director ejecutivo en funciones de la Oficina de Resiliencia de la Fuerza, en una rueda de prensa.

Se estima que la tasa de suicidio es la más alta entre los hombres alistados menores de 30 años, representando el 63 por ciento 2020, con armas de fuego utilizadas en casi. En cuanto a los factores que empujan a los individuos al límite, los datos sugieren que van desde los desafíos del entorno del ejército hasta los acontecimientos vitales importantes, como un "desafío de relación" y los problemas financieros.

A principios de año, un estudio estimó que 30 177 militares activos y veteranos estadounidenses que habían participado en guerras posteriores al 11-S se suicidaron. Esta cifra cuadruplica el número de miembros del servicio muertos en combate durante ese tiempo, que asciende a 7 057. La investigación conjunta llevada a cabo por la Universidad de Brown y la Universidad de Boston dio como resultado el Proyecto sobre los costes de la guerra, en el que se afirma:

"A menos que el gobierno y la sociedad estadounidenses introduzcan cambios significativos en la forma de gestionar la crisis de salud mental entre nuestros miembros del servicio y veteranos, las tasas de suicidio seguirán aumentando. Ese es un coste de la guerra que no podemos aceptar.

Fuente: Al Mayadeen