La masacre de Sabra y Chatila perpetrada hace exactamente 39 años es considerada una de las más horrendas matanzas de la ocupación israelí contra palestinos y libaneses.
Este aniversario evoca nuevamente quellos horripilantes crímenes de asesinato en masa que se cobraron miles de vidas inocentes en una masacre planeada de antemano y de la que las grandes potencias se hicieron de la vista gorda limitándose a condenas huecas que confirman la connivencia con el ente de ocupación.
La masacre de Sabra y Chatila acaecida en 1982 se añade a una larga lista de crímenes de la ocupación israelí contra el pueblo palestino a lo largo de décadas.
Fue planeada por el entonces ministro de Guerra israelí, Ariel Sharón, y por el jefe del Estado Mayor de las tropas de ocupación, Rafael Eitan, junto a otras milicias y entidades estadounidenses, según revelaron documentos secretos publicados por el diario norteamericano New York Times en 2012.
Las tropas de ocupación israelíes en colaboración con contingentes de milicias de las Fuerzas Libanesas y del ya extinto clientelista “Ejército de Líbano del Sur” comenzaron la masacre en medio de la oscuridad de la noche del 16 de septiembre de 1982 después de cerrar con vehículos los puntos de salida de los dos campos Sabra y Chatila, y no permitieron el acceso de nadie hasta terminada la matanza el 18 de septiembre.
Las tropas de ocupación israelíes lanzaron aquella noche bombas incendiarias sobre el teatro del crimen mientras que los milicianos cerraban el cerco a la población de los campamentos donde comenzaron a disparar a todo lo que se movía en las callejuelas matando a centenares. El mundo se enteró de la horrenda masacre sin embargo la comunidad internacional no llevó a los perpetradores a ningún juicio y el asunto se limitó a comisiones de investigación de corto alcance.
La cifra de mártires de la masacre se desconoce aún aunque las estimaciones hablan de entre 5 mil y 7 mil víctimas quedándose para la historia imágenes de niños de 3-4 años asesinados mientras dormían así como familias enteras masacradas de la misma forma y fueron enterradas en fosas comunes o bajo los escombros de sus casas.
La comunidad internacional se limitó a las condenas verbales, mientras las investigaciones internacionales formales se limitaron a la Comisión de McBride que confirmó en su informe de 1938 que el ente de ocupación israelí carga con la responsabilidad legal por la masacre pues participó activamente en la planificación, facilitación y ejecución de los asesinatos.
El informe de la Comisión de McBride no frenó los crímenes del ente sionista y vino como tapadera de la impotencia de los organismos internacionales de castigar a los criminales sionistas por su horrendo crimen.
La masacre de Sabra y Chatila no fue la primera que cometía la ocupación contra los palestinos pues fue anticipada por las matanzas de Qibya, Deir Yassin y Tantura, así como fue seguida por las masacres de Yenin, Qana y Gaza. A pesar de todo ello los hijos del pueblo palestino se mantienen firmes y resistentes frente al ocupante usurpador hasta la desaparición definitiva de este.
Fuente: Al Mayadeen