La historia de los rohingya está regada de tragedia y exilios. Desde que han huido de Myanmar en el 2017, su destino es incierto y desolador. Dentro de semejante pesar, hay pequeñas iniciativas que buscan paliar tanta desgracia.
La Organización Internacional de Migraciones lanzo el Centro de Memoria Cultural Rohinghya, para que los valores, patrimonio y expresiones artísticas de esta golpeada minoría islámica no se pierdan para siempre. Centro por ahora consiste en un archivo digital y esperan también sentar una galería de arte en un campo de refugiados rohingya en Bangladesh.
“Es uno de los primeros intentos significativos para preservar su patrimonio”, declararon en la Organización Internacional de Migraciones, durante su lanzamiento en Ginebra.
El centro, financiado por distintas naciones incluida Suiza, echa algo de luz a una de las historias más desgraciadas e injustas de los últimos años que afectó y sigue afectando a todo un pueblo que no tiene cómo volver a casa. Y teme perder lo poco que le queda: su cultura.