Para los dirigentes israelíes, el uso periódico de la fuerza es esencial para comunicar la capacidad y la determinación de "Israel".
"Israel" confunde la paz con la rendición. Su doctrina militar operativa, que se ocupa de los métodos de combate del ejército, hace hincapié en el imperativo de llevar las hostilidades -lo antes posible-, al territorio enemigo y si es necesario, golpear preventivamente, según reflexiones publicadas en un artículo en el sitio digital Nakedcapitalism.
El texto señala que, la doctrina estratégica de "Israel", que comprende las políticas generales utilizadas para asegurar los objetivos nacionales, busca preservar el Estado, dentro de unas fronteras cada vez más amplias, lo que también significa la continua colonización de tierras palestinas. En ambos casos se trata de mantener la ofensiva.
"Israel" lleva décadas utilizando una fuerza desproporcionada contra los civiles. Esto se explica por el hecho de que ha tenido un éxito relativo en minimizar el coste humano y financiero de la guerra para sí mismo.
La publicación refiere el hecho de que la historia está llena de tragedias causadas por la sobreestimación del poder de las doctrinas ofensivas y rememora la reciente campaña militar en Gaza, en las que "las fuerzas terrestres y aéreas de "Israel" habrían realizado un total de 1.500 ataques en 11 días, hiriendo a 1.900 palestinos y matando al menos a 254". Esto debe entenderse en el contexto de la estrategia de "Israel", que desde el principio ha incluido ataques deliberados contra la población civil, sus economías, instituciones e infraestructuras.
En mayo de 2009, Amnistía Internacional publicó su informe sobre "Israel" y los territorios ocupados, en el que se constataba que durante una campaña anterior, la Operación Plomo Fundido de ese año, "las fuerzas israelíes violaron repetidamente las leyes de la guerra, entre otras cosas, al llevar a cabo ataques directos contra civiles y edificios civiles y ataques dirigidos contra militantes palestinos que causaron un número desproporcionado de víctimas civiles".
Las declaraciones de funcionarios israelíes revelan que la destrucción desproporcionada y la violencia contra los civiles fue una política deliberada.
En octubre de 2008, Gabi Siboni, director del Programa de Asuntos Militares y Estratégicos del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de la Universidad de Tel Aviv, publicó un documento político titulado "Fuerza desproporcionada: El concepto de respuesta de Israel a la luz de la segunda guerra del Líbano". En él se afirmaba: Ante el estallido de las hostilidades, el Ejército israelí deberá actuar de forma inmediata, decisiva y con una fuerza desproporcionada a las acciones del enemigo y a la amenaza que representa.
Una respuesta de este tipo pretende infligir daños y castigar hasta un punto que exigirá largos y costosos procesos de reconstrucción, apunta Nakedcapitalism, donde también puede leerse que: La prueba de "Israel" será la intensidad y la calidad de su respuesta a los incidentes en la frontera libanesa o a los ataques terroristas en los que participen Hizbullah en el norte o Hamas en el sur.
Asimismo, acota que ante estos casos, "Israel" tampoco podrá limitar su respuesta a acciones cuya gravedad sea aparentemente proporcional a un incidente aislado y que más bien, tendrá que responder de forma desproporcionada para dejar bien claro que el Estado de "Israel" no aceptará ningún intento de alterar la calma que reina actualmente en sus fronteras.
Para los dirigentes israelíes, el uso periódico de la fuerza es esencial para comunicar la capacidad y la determinación de "Israel".
Como parte del paradigma de seguridad israelí, cuando el Estado siente que la disuasión contra un actor concreto se está evaporando, lanza "operaciones de disuasión" en las que la preocupación por los daños colaterales a los civiles tiende a desaparecer. Este fue el caso de las operaciones "Lluvias de Verano" (2006), "Plomo Fundido" (2008-2009), "Pilar de Defensa" (2012) y "Borde Protector" (2014).
La construcción del poder militar y el uso de la fuerza han cumplido una función de comunicación clave entre "Israel" y sus vecino.
El poder militar, la amenaza y el uso de la fuerza se consideran fundamentales para convencer a los enemigos de que "Israel" no puede ser destruido, refiere la publicación; al tiempo que concluye que la seguridad nacional depende más de la capacidad de asegurar unilateralmente a "Israel" en el campo de batalla que de la voluntad de dialogar con los vecinos y buscar un equilibrio mutuamente satisfactorio.
Fuente: Al Mayadeen