Todo cambia en la vida, en especial en política. En Inglaterra, por ejemplo, el Partido Laborista observa con preocupación cómo la comunidad musulmana, que respaldaba su gestión, día a día, le quita su apoyo.
El desencanto, se cree, se inició cuando Keir Starmer, abogado experto en derechos humanos, se convirtió en abril del 2020, en el flamante líder del partido. La salida de su predecersor, Jeremy Corbin, histórico defensor de la causa Palestina, enfrió el vínculo de una comunidad que históricamente siempre se inclinó por su partido.
Si bien en un sondeo liderado por la Red Islámica dentro del Partido Laborista, en base a 504 musulmanes británicos, el 72% aseguró que apoya al Partido Laborista, el 37% afirmó que su respaldo al partido había caído en el último año. Por otra parte, el 59% aseguró que el partido ya nos los representa.
Eso no es todo. En noviembre último, el sondeo concluyó que más del 37% de los musulmanes detectaban rasgos de islamofobia dentro del partido. Además, el 55% de los votantes no confiaba en el liderazgo del partido para tratar el tema con eficacia.
En un país donde en el período de un año, se sucedieron 6.822 crímenes de odio religioso, la mitad contra musulmanes, el tema no es menor.
Los expertos señalan que la gestión de Starmer, que se apartó de las posiciones más favorables a la comunidad islámica de su predecesor, es el motivo principal del desencantado del electorado musulmán en Inglaterra. Si no recupera el apoyo de la comunidad islámica –una minoría decisiva en cualquier elección-, los laboristas se alejarán más y más de disputar las próximas elecciones a sus históricos rivales del partido conservador.