El relato de la ocultación

El relato de la ocultación

 Cuando lo vi en ese estado me quedé estupefacto. Había algunas personas conmigo y se sorprendieron, al igual que yo, al ver esta escena. Jamás lo habíamos visto así, era una situación extraña y conmovedora.

 

Annur TV
Thursday 10 de Jun.

Estaba sentado en la tierra sin ninguna alfombra, tenía puesto un áspero vestido con mangas cortas y sin cuello. Lloraba fuertemente al igual que una madre que ha perdido a su hijo. Era tan desgarrador y triste, que derretía el corazón de la piedra, el dolor se reflejaba en su pálido rostro, se veía cansado por la intensidad de su llanto. Mientras lloraba lo oímos decir:

“Querido mío, tu ausencia quitó el sueño de mis ojos, perturbó  la tranquilidad de mi ser y robó el sosiego de mi corazón.

Querido mío, tu ausencia unió mis infortunios a una eterna  tristeza.

Querido mío, tu ausencia y ocultación me hizo perder los compañeros uno tras otro.

Señor mío, aún no descanso de una calamidad, cuando una más pesada cae sobre mí, aún no se han secado mis lágrimas y no se ha apaciguado mi alma, ni mi corazón, cuando infortunios y aflicciones mayores me azotan, calamidades que incrementan la ira, dolores agotadores que perturban tu tierno recuerdo.”

Me dije: ¡Dios mío! ¿Qué estado es éste? ¿A qué se deben tantas lágrimas y llantos? ¿A qué se debe tanta tristeza y lamento? ¿A quién está hablando tan afligidamente? ¿La separación y lejanía de quién lo ha deprimido y aturdido tanto?

Yo soy Sodeir, Sodeir Seirafi, he venido a ver al Imam Sadiq (la paz sea con él)  junto a Mofazzal Ibn Omar, Abu Basir y Aban Ibn Taglib. Nosotros somos de sus compañeros más cercanos e íntimos, a quienes nos confía secretos acerca del Imamato y ahora hemos venido para hablarle a solas, pero al contemplar la escena tan desgarradora del Imam, no sabíamos qué pensar, nuestros corazones se acongojaron, pensamos que ocurrió alguna desgracia porque jamás habíamos visto al Imam tan desconsolado. Preocupados preguntamos:

¡Oh, hijo del mejor de la Creación de Dios!, ¡Oh, hijo de Enviado de Dios! Ojalá nunca viésemos tus ojos llorar, ¿Qué sucede que lloráis tan afligido?, ¿Qué fue lo que os ha entristecido tanto?, nuestro Señor, el Imam Sadiq (la paz sea con él) suspiró profundamente y dijo: "¿Qué les digo? ¿De cuál de las tristezas de mi corazón desahogo? Hoy, por la mañana, miraba el libro de Yafr[1] y en éste se relatan acontecimientos y leí nuevamente lo referido al Imam Mahdi (Dios apresure su llegada). Leí el relato de su nacimiento, su ocultación y la larga extensión de su ausencia y sobre su larga vida; leí todo y ahí observe que en el tiempo de su ocultación acontecerán cuantiosas calamidades, aflicciones e infortunios que caerán sobre los creyentes; leí cómo las vacilaciones y dudas azotarán a los corazones por lo largo de su  ocultación y mucha gente en este trágico período saldrá del círculo de la religión, mucha gente dejará el cordel del Islam y la uilaiat[2] que lo sostenía.

Leí acerca de los temibles sucesos que tomarán lugar de su ausencia, cuando observé todo esto, mi corazón tembló y la congoja me embargó y sentí, con todo mi ser, la pérdida y ausencia de mi hijo Mahdi y me eché a llorar por esta separación. Al oír esas palabras, sorprendidos y curiosos, le dijimos:

"¡Oh hijo del Enviado de Dios (paz y bendiciones sean él y su descendencia); Haznos el favor y haznos conocedores de parte de los sucesos que acontecerán en la época de la ausencia del Imam Mahdi!, queremos saber, ¿Cómo es que habrá tanta aflicción y por qué mucha gente saldrá del círculo de la fe?" El Imam, cuando vio nuestra curiosidad, dijo:

“Dios Altísimo, ha puesto en el Imam Mahdi (Dios apresure su venida) tres características que poseen tres de los  benditos Profetas; su nacimiento se asemeja al nacimiento de Moisés (la paz sea con él), su ausencia se parece a la ausencia de Jesús (la paz sea con él) y la duración de su alivio y salvación semejante a la duración del alivio para Noé. Aparte de estas tres características, puso la prolongada vida del Profeta Jidr, el digno siervo de Dios,  como una clara prueba a la posibilidad de la larga vida para el Imam.”

Con estas palabras nuestro fervor se duplicó y le pedimos al Imam que nos brindara más detalles en cuanto a sus palabras. El Imam agregó:

“El Faraón cuando supo que su dinastía y su gobierno serían aniquilados por Moisés, convocó a los adivinos de la corte y les pidió que le dijeran cuál sería la ascendencia de Moisés. Ellos, después de mucho esfuerzo, dijeron:

“Será un hijo de Bani Israil (los hijos de Israel) quien aún no ha nacido. Faraón, asustado por el nacimiento del  futuro Profeta, pues sería una amenaza para sus placeres en su poderío, emitió un fallo horroroso. Este fallo proyectó una sombra de horror sobre este pueblo.”

El pueblo de Bani Israil ya hacía largos años que habitaba en el territorio de Egipto, en medio de la esclavitud y el sometimiento a las órdenes de Faraón y sus súbditos. Ya hacía años que estaban esperando concretar la promesa de sus profetas. Ellos sabían que aparecería un hombre de los hijos de Israel y los rescataría de la opresión de Faraón.

Entonces, Faraón ordenó arrestar a todas las mujeres de Bani Israil que portasen un niño en sus vientres, los cuales debían ser cortados para luego ser despojada la vida a toda criatura que aún no había nacido. La nefasta sombra de la orden del Faraón se percibía en todo lugar. Sus agentes, donde sea que localizaran a una mujer en estado de embarazo, debían cortar los vientres y arrebatar la vida de estos fetos. Los espías de Faraón se encontraban por todos lados e informaban a los agentes cuando hallaban mujeres embarazadas, y ellos sin demora alguna, se presenciaban a efectuar tal vil acto. Así fue cómo cortaron el último suspiro a más de veinte mil niños.

¿Quién puede contrariar a la voluntad divina? ¿Acaso Faraón? Faraón es insignificante comparado con el poderío de Dios y a pesar de todos los esfuerzos efectuados, Moisés nace bajo la protección de Dios.

Los Bani Umeyas y los Abasidas que son enemigos del Islam -y saben que su dinastía y  la de todos los opresores serán aniquiladas en manos de Mahdi (que Dios apresure su llegada)-, saben que Mahdi pertenece a la familia del Profeta (la paz sea con él y su descendencia). Por lo tanto, se levantan enemistados en frente a ellos y utilizan sus espadas en contra de esta familia a fin de terminar con la generación del Profeta (la paz sea con él y su descendencia).

Está en su imaginación cruda e infantil, el deseo de matar a Mahdi, no obstante, Dios no quiere revelar a ellos su asunto oculto.

“Desean apagar de un soplo la luz de Dios, pero Dios hará que resplandezca Su luz a despecho de los infieles” (Corán, 61:8)

El relato del nacimiento de Imam Mahdi (que Dios apresure su llegada), es muy parecido al del nacimiento de Moisés. Él nacerá y los enemigos no podrán hacer nada, así como Faraón no pudo hacerlo con el nacimiento de Moisés.

He aquí el relato de Jesús (la paz sea con él):

“Los judíos están preocupados por el avance de la convocatoria de Jesús (la paz sea con él) a pesar de que éste pertenece a ellos y ha venido para divulgar el mismo credo de Moisés (la paz sea con él).  A pesar de que Jesús ha venido para limpiar el pesado polvo de la tergiversación del rostro de La Torá y de las enseñanzas celestiales de Moisés, los judíos se oponen a él.

Jesús (la paz sea con él), día a día, se vuelve más victorioso. Diariamente aumenta el número de sus seguidores, no falta mucho para que revele las tergiversaciones surgidas en el judaísmo y para que los judíos, como siempre, tramen sus artimañas. Ellos tienen una larga trayectoria de asesinatos de  sus enviados, muy fácilmente manchan sus manos con la sangre de ellos y ahora es el turno de ser derramada la bendita sangre de Jesús (la paz sea con él).

Se prepara el complot para asesinarlo, los romanos, estimulados por los judíos, deciden concretarlo. Jesús (la paz sea con él) tiene que ser crucificado. Los soldados romanos - con su pobre mentalidad- lo detuvieron y lo crucificaron

Los judíos y los cristianos creen que Jesús (la paz sea con él) ha sido crucificado y muerto, no obstante, los soldados romanos que no conocían bien a Jesús (la paz sea con él), detuvieron a otra persona en lugar de Cristo y lo crucificaron. El Cristo jamás fue crucificado y es Dios quien testimonia esta realidad.”

“Pero ciertamente, no le mataron sino que Dios lo elevó a Sí. Dios es Poderoso, Sabio.”  (Corán, 4: 157 – 158)

Ellos imaginaron que han asesinado a Jesús, pero en realidad, él fue oculto de las miradas y fue elevado al cielo y esta ocultación ha sido la voluntad de Dios y durará hasta la aparición del Imam Mahdi (que Dios apresure su llegada).

Nosotros estábamos atentos y asombrados oyendo las palabras de nuestro Imam Sadiq y él continuó:

“La ocultación y la ausencia de Imam Mahdi (que Dios apresure su llegada) se asemeja a la de Jesús, ya que a raíz de la extensión del periodo de ocultación, un gran grupo de musulmanes lo negará y discrepará, al igual que otro grupo, indebidamente, dirá que él jamás ha nacido y por ende otro dirá que los imames son trece personas e inclusive más de trece y el Restaurador será el treceavo o el que le sigue. Otro grupo desobedecerá a Dios diciendo que el espíritu del Imam Mahdi (Dios apresure su llegada) ha entrado en otro cuerpo y por fin otro de los grupos creerá que el Mahdi ha muerto.

Así, cuando él aparezca un grupo dirá: ¿Cómo es posible si él ha muerto y sus huesos se han descompuesto?

Y he aquí el relato del Profeta Noé (la paz sea con él):

“Noé durante un largo tiempo convocó a su pueblo a adorar a Dios Único. Luego de pasar novecientos años guiando a su gente,  pocas personas le creyeron. Noé se agotó por la rebelión y el desvió de su pueblo idólatra, levantó sus manos en súplicas y pidió a Dios que descendiera su castigo sobre ese pueblo incrédulo y opresor.

 Dios envió al arcángel Gabriel con siete dátiles y le dijo:

 “Éste es el mensaje de Dios: La gente de este pueblo son mis siervos y criaturas, no quiero exterminarlos en un solo instante, quiero perfeccionar en ellos mi prueba y completar la convocatoria al monoteísmo y tú ¡Oh Noé! esfuérzate nuevamente en guiarlos y yo aumentaré tu recompensa por este nuevo esfuerzo y además siembra estos siete dátiles y sabe que cuando estas semillas crezcan y se conviertan en palmeras y den frutos llegará el momento del alivio y la salvación. Da esta buena nueva a tus seguidores y decidles que esta albricia, ciertamente, será concretada.”

Noé, con la orden de Dios, cultivó las semillas. Pasaron largos años para que los granos brotaran y crecieran hasta convertirse en palmeras robustas y fructíferas.

Los seguidores de Noé pensaron que ya había llegado el tiempo de la salvación y estaban esperando que se concretara la albricia de Noé. No obstante llegó una nueva orden de parte de Dios:

 “Oh Noé, toma las semillas de estos frutos y siémbralas nuevamente y esfuérzate más que antes para orientar a la gente y perfecciona la prueba de Dios.”

Noé les avisó a sus seguidores que el momento del alivio y la salvación se había postergado y que una nueva orden había llegado de parte de nuestro Creador. Al oír estas palabras, trescientas personas de entre sus seguidores, que tenían débil su fe, no obedecieron su orden y descreyeron de Noé diciendo:

“Si Noé y su Señor decían la verdad tendría que ser concretada su promesa y llegado el momento de alivio.”

Nuevamente pasaron largos años, hasta que las semillas brotaron, crecieron y se convirtieron en grandes árboles y dieron frutos. Pero, esta vez, tampoco fue cumplida la promesa divina de inmediato.

Llegó una nueva orden de parte de Dios:

“¡Oh Noé, toma las semillas de estos árboles y cultívalas hasta que llegue el alivio!”

Siete veces se repitió la misma situación y todas las veces un grupo de los adeptos de Noé, en esta difícil prueba, se frustraban y retractaban de su fe, hasta que quedaron setenta personas de los seguidores creyentes, firmes y sólidos, a quienes  la duda jamás entró  en sus corazones.

 En este momento llegó la promesa divina y Dios ordenó:

“¡Oh Noé!, ya se separaron los verdaderos y puros creyentes de los hipócritas que alegaban tener fe. ¡Oh Noé!, si en la primera vez que me rogaste hubiera bajado mi castigo a los incrédulos  y castigaba a los infieles dejando a salvo a aquéllos de tus seguidores que aparentaban, falsamente, tener fe, no habría concretado mi promesa. ¿No era acaso que yo te había prometido salvar a los verdaderos creyentes? ¿Aquellos creyentes cuyas  creencias son puras y nobles, quienes han tomado el sólido cordel de tu profecía? Sí, ¡Oh Noé!, mi voluntad es poner como mi vicario sobre la faz de la tierra a este grupo seleccionado.

Quiero fortalecer mi religión a través de ellos y convertir su temor en tranquilidad y bienestar, hasta tal punto, que me adoren solamente a mí con una adoración pura y sincera, lejos de cualquier duda y vacilación en sus corazones.

¡Oh Noé!, sabed que Yo jamás concederé a los que, aparentemente, eran tus seguidores Mi representación en la Tierra, ni la fortaleza de Mi religión, ni la seguridad, pues a raíz de su hipocresía saldrán de la religión y demostrarán su desvío y desorientación.

Si este grupo hipócrita hubiera podido alcanzar el poderío y bienestar que sería concedido a los creyentes, revelaría su incredulidad oculta y desviaría a los demás. Ellos, para obtener el dominio y señorío, disputarían en guerras y discordia, no tendría sentido la seguridad, el bienestar y la tranquilidad de la religión y los religiosos.

Ya, a través de estas difíciles pruebas, se separaron los creyentes, poseedores de inmaculados corazones, de los  hipócritas de contaminados corazones y ha llegado el tiempo de la salvación. ¡Oh Noé!, prepara el arca de la  salvación, constrúyela a través de nuestra inspiración y supervisión.”

Así es la cuestión de la ocultación de nuestro Restaurador (que Dios apresure su llegada):

“El período de su ocultación se alargará tanto hasta que la verdad tal como es, pura  y sincera, aparecerá y se separará la fe sincera  de la falsa.”

 “A quienes de vosotros que crean y obren bien, Dios ha prometido que ha de hacerles sucesores en la Tierra, como ya había hecho con sus antecesores. Y que ha de consolidar la religión que le plugo profesaran. Y que ha de trocar su temor en seguridad. Me servirán sin asociarme nada. Quienes después de esto, no crean, éstos son los perversos.” (Corán, 24: 55)

Cuando la palabra de Imam llegó a este punto, Mofaddal Ibn Umar dijo:

¡Oh hijo del Profeta!, hay personas que piensan que esta aleya se refiere a los califas que han tomado el poder luego del Profeta.”

Al escuchar estas palabras el rostro de Imam se afligió y dijo:

“¡Que Dios no oriente sus corazones ya que mienten y hablan indebidamente!, ¿En época de cuál de estos califas se concretaron las promesas de esta aleya?, ¿Cuándo y dónde la religión que Dios quiere se divulgó  sobre la faz de la Tierra?, ¿Cuándo y dónde la seguridad y el bienestar fue universal?, ¿En qué momento el horror fue aniquilado?, ¿En época de cuál de ellos se eliminó la duda y vacilación de los corazones? Ni incluso en el gobierno de mi padre, Príncipe de creyentes, fue concretada esta aleya! ¿Acaso en el gobierno de Ali (que la paz sea con él) no fue levantado el fuego de las sediciones?, ¿Acaso no fue en esa época que un grupo de musulmanes, al igual que una flecha que sale de su arco, salieron de su religión?, ¿Acaso no fue encendido el fuego de la guerra, entre los seguidores de Ali (que la paz sea con él) y los incrédulos que aparentaban ser musulmanes?”

Luego Imam recitó esta aleya:

“Cuando ya los enviados desesperaban y pensaban que se les habían mentido les llegó nuestro auxilio y fue salvado el que quisimos. Pero nuestro rigor no respetará a el pueblo pecador” (Corán, 12:110)

En cuanto a Mahdi (que Dios apresure su llegada) habíamos oído anteriormente mucho, no obstante las palabras del Imam eran algo novedoso, esta vez también, como siempre, hemos bebido de la ferviente fuente del conocimiento del Imam, tragos muy deliciosos y hemos oído secretos muy asombrosos del nacimiento y la ocultación de nuestro Imam Mahdi (que Dios apresure su llegada)

El Imam, en la continuación de sus preciosas palabras dijo:

“Así como les dije, Dios ha hecho la vida del profeta Jidr muy larga, no obstante la extensión de su vida no se debe a que Dios quiera anunciar su profecía, ni se debe a que Dios quiera enviar un libro celestial. Tampoco se debe a que Dios quiera abolir la legislación de los profetas anteriores a él, ni quiere culminar la profecía con la del profeta Jeder, ni presentarlo como un Imam para que un grupo lo siguiese. La larga vida del profeta Jeder se debe a que Dios, debido a que ha destinado para Mahdi (que Dios apresure su llegada)  una larga vida y además sabe que un grupo de personas querrá negar esta vida. Dios ha alargado tanto la vida de Jidr para que sea una prueba clara de la exactitud de la venida del Imam Mahdi (que Dios apresure su llegada) y de este modo contrariar la prueba de los enemigos en negar Su larga vida  y así es cómo los escépticos jamás tendrán un argumento ni prueba  frente a Dios Altísimo.

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Culminaron las palabras del Imam Sadiq (la paz sea con él) y yo meditaba en cuan difícil es atravesar el período de aflicción y tristeza de la ocultación de Mahdi (que Dios apresure su llegada) y qué elevado rango tendrán quienes durante este período conserven y protegan su profunda fe en él, qué creencias tan puras y  sinceras tendrían y qué final feliz les espera, el mismo final que menciona el Sagrado Corán:

“A quienes de vosotros que crean y obren bien Dios ha prometido que ha de hacerles sucesores en la Tierra, como ya había hecho con sus antecesores. Y que ha de consolidar la religión que le plugo profesaran. Y que ha de trocar su temor en seguridad. Me servirán sin asociarme nada. Quienes después de esto, no crean, estos son los perversos.”(Corán, 24: 55)

Fuente: Este relato se ha extraído del noble libro “Kamalud-Din” del gran sabio Sheij Saduq y nosotros lo hemos trasmitido del libro “El relato de la ocultación” escrito por Dr. Nader Fadli.

 

Islamoriente


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