Cuando la gente habla del Islam, lo asocia con una luna creciente. Esto no es sorprendente, ya que las medias lunas adornan casi todos los minaretes y cúpulas de las mezquitas. ¿Fue este símbolo originalmente inherente a la religión del Islam y dónde se difundió entre los musulmanes?
En los albores del Islam, no existían símbolos. Los musulmanes prefirieron prescindir de ellos, ya que no se mencionan de ninguna manera en el Corán o en la Sunnah. En la época del Profeta Muhammad (PB), las tropas que iban a la campaña, así como las caravanas comerciales, usaban banderas del mismo tono como medio de identificación. Eran lienzos blancos, negros o verdes, en los que no había símbolos. Entonces, ¿de dónde vino la luna creciente?
Su aparición está asociada con el fundador del Imperio Otomano: Osman. Según la leyenda, en 1299 vio en un sueño una luna creciente que se extendía de un extremo a otro de la tierra. Tomando lo que vio en el sueño como un buen augurio, Osman hizo de la media luna un símbolo de su dinastía. En ese momento, el dominaba un pequeño principado en Asia Menor, pero sus descendientes, de hecho, se convirtieron en los gobernantes del mundo musulmán, creando un enorme imperio que se extendía por grandes territorios e incluía muchos países.
Cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en 1453 establecieron el símbolo: una luna creciente con una estrella. Con el tiempo y la expansión de la influencia del estado otomano, este símbolo se asoció con la cultura del Islam en general. La decoración de mezquitas con medias lunas, que los otomanos introdujeron para establecer la diferencia externa entre las mezquitas musulmanas y los templos de otras religiones, se ha generalizado. Ahora vemos una media luna, o una media luna con una estrella, en los minaretes y cúpulas de mezquitas, banderas de países musulmanes, etc.
Conclusión: no sería del todo correcto considerar la media luna como un símbolo del Islam. Sin embargo, no existe prohibición en su uso, así como la utilización de otros símbolos que no contradigan las normas de la religión.