En una publicación en la red social de Facebook, su hermana notificó el deceso del joven colombiano.
Villa permaneció en estado crítico en el Hospital Universitario San Jorge, de la ciudad de Pereira, y se convirtió en la imagen de las agresiones letales que han sufrido los protestantes pacíficos. | Foto: Twitter @wilsonariasc
Lucas Villa , el manifestante baleado en el viaducto de la ciudad occidental de Pereira cuando protestaba de manera pacífica y quien se convirtió en símbolo del movimiento social en Colombia, murió en la clínica San Jorge, donde era atendido, tras haber sido atacado con ocho disparos.
En una publicación en la red social de Facebook, su hermana notificó la defunción del joven colombiano, mientras que la noticia se dio apenas horas después de que el Hospital Universitario San Jorge de Pereira, donde era atendido, confirmara que tenía muerte cerebral..
Villa permaneció en estado crítico en el Hospital Universitario San Jorge, de la ciudad de Pereira, y se convirtió en la imagen de las agresiones letales que han sufrido los protestantes pacíficos de las movilizaciones que comenzaron el pasado 28 de abril contra el gobierno del presidente Iván Duque.
Era estudiante universitario de la Licenciatura en Ciencias del Deporte de la Universidad Tecnológica de Pereira y participó activamente en las protestas de forma pacífica, bailando y motivando a otros manifestantes para protestar contra la reforma tributaria y los demás descontentos sociales.
Lucas Villa Vásquez, profesor de yoga y deportista, había participado de las manifestaciones pacíficas en las calles de Pereira y se encontraba realizando un plantón con otras personas en el viaducto cuando fue atacado a tiros por desconocidos.
En el atentado resultaron otros dos jóvenes heridos, pero Lucas fue quien recibió la peor parte. El crimen generó consternación en todo el país.
A Lucas le fue retirada desde el domingo la sedación profunda y varios medicamentos vasopresores para analizar su condición neurológica, sin embargo, no presentó ninguna respuesta neurológica y según indicó el hospital, el estudio imagenológico fue concordante con isquemia cerebral global.
Hasta el momento, las autoridades no han identificado a los responsables del ataque sicarial que se registró esa noche en el viaducto de Pereira contra una protesta pacífica que se desarrollaba en el lugar.
Desde el momento en que fue herido, Lucas Villa pasó a ser uno de los rostros más importantes de las manifestaciones.
Los colombianos se solidarizaron con su historia con múltiples pancartas, velatones y publicaciones que sostenían dos versos: nos están matando y “nos recordamos en los corazones”, la frase con la que será recordado Lucas.
Su hermano Helios Uribe escribió en su cuenta Instagram: “¡Lucas no murió, a Lucas lo mataron! Q.E.P.D. Nos recordamos en los corazones”, escribió.
Otra de sus hermanas, Nicole Villa, lo homenajeó en esa red social: “Sigue bailando en cada nube y haz felices a todos allá, como lo hiciste aquí… Abrázame a la tata, te amo. Nos vemos luego, loquito”
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lamentó el fallecimiento del joven Lucas Villa quien recibió ocho disparos por desconocidos durante una manifestación en la ciudad de Pereira en el marco del paro nacional.
El órgano internacional además solicitó investigaciones eficaces contra los responsables.
El sábado pasado, se informó que a 100 millones de pesos se aumentó la recompensa por información que permita la captura de quienes dispararon contra el joven Lucas Villa.
El general Jorge Luis Vargas, director general de la Policía Nacional, dijo que Villa es símbolo de la manifestación pacífica en Colombia y dio instrucciones a un equipo investigador enviado a esa ciudad para que el caso sea aclarado lo más pronto posible.
El pasado lunes también se conoció la noticia de la primera persona fallecida en Bogotá en el contexto de las manifestaciones.
La alcaldesa de la capital, Claudia López, confirmó la muerte de Alejandro Zapata, un joven de 20 años que, según las investigaciones preliminares, habría recibido un golpe en la cabeza que le costó la vida.