El Gobierno de Macron rechaza un templo musulmán respaldado por Turquía y financiado con fondos municipales.
La mezquita, impulsada por dos organizaciones turcas, se ha convertido esta semana en el centro de la batalla política del proceso de aprobación en Francia que busca limitar, entre otros asuntos, la financiación extranjera de edificios religiosos, según informó el diario, El País.
El pulso por la mezquita de Estrasburgo tiene, asimismo, derivas políticas internas: le ha servido al ministro del Interior, Gérald Darmanin, uno de los halcones del Gobierno, para atacar a la alcaldesa ecologista de Estrasburgo, Jeanne Barseghian, cuyo equipo ha aprobado financiar una parte de la mezquita.
Todo comenzó el pasado lunes, cuando el consejo municipal de Estrasburgo dio el visto bueno preliminar a una subvención de 2,5 millones de euros para las obras de la mezquita, cuyo presupuesto final asciende a 32 millones.
Tras conocer la decisión municipal, Darmanin, símbolo del giro conservador del Gobierno de Macron, acusó a la alcaldesa de Estrasburgo de “financiar una mezquita sostenida por una federación que se ha negado a firmar la carta de principios del islam de Francia y que defiende un islam político”.