Un profesor italiano ha sido objeto de ataques de un ejército de troles en Twitter por haber publicado fotos agradables sobre Teherán, capital de Irán.
Imagen de una cafetería en el centro de Teherán, capital de Irán, que generó polémica en Twitter.
Se trata de un tuit que Raffaele Mauriello, profesor asistente de la Facultad de Literatura Persa e Idiomas Extranjeros de la Universidad Allame Tabatabaí, sita en Teherán, compartió el martes junto a una serie de fotos atractivas de la ciudad metropolitana y de una cafetería a la que había acudido acompañado de su esposa e hija.
Sin embargo, esta idea desembocó en “una guerra” en Twitter, pues un ejército de troles acusó a Mauriello de ser un “propagandista” y de tener “estrechos vínculos con el Gobierno”, aunque lo único que el académico había escrito en su nota fue: “La vida en Teherán”, sin mencionar, por todo ejemplo, que todo en la ciudad capitalina es así o Irán es hermoso, y que no hay pobreza, desempleo o corrupción.
Mauriello fue atacado, insultado e incluso amenazado por troles que afirmaban que solo los apologistas, los secuaces del Gobierno iraní y los superricos publicaban cosas agradables sobre Irán, en general, y de Teherán, en particular, aunque el profesor italiano lo negó y señaló que le pagaban como a cualquier otro de sus colegas iraníes que trabajan en una universidad pública.
No obstante, mucha gente rechazó la campaña de difamación, los sentimientos xenófobos y los troles que odian Irán. Algunos internautas, dirigiéndose a Mauriello, afirmaron que las puertas de Irán siguen abiertas a personas de otros países y que los ataques no deben tomarse en serio. También bromearon diciendo que lo habrían vitoreado en Twitter si hubiera publicado fotos horribles de Irán, junto a algunos mensajes fuertes sobre el Gobierno iraní.
“¿Qué tan raro es eso? ¡Un italiano que vive en Teherán y le gusta ir a cafeterías! Es una amenaza para la democracia, el orden internacional y la seguridad mundial. ¡Debe ser detenido! Por cierto, también le gusta la pizza”, cuestionó un usuario.
Por su parte, Mauriello sugirió que varias cuentas falsas o anónimas estaban detrás de la campaña de difamación.
Si bien han pasado cuatro días desde que el profesor publicara las imágenes, la controversia aún continúa, con los ejércitos cibernéticos todavía enfurecidos y maldiciendo en línea y con algunas personas reales e incluso conocidas que se acumulan, demostrando vívidamente cómo los troles y los bots pueden cambiar la opinión pública.