La vinculación de Mayumana con una imagen “amable” de un país que lleva décadas vulnerando la legalidad internacional y realizando políticas de racismo y discriminación contra los palestinos es difícilmente discutible. Es imposible desligar a Mayumana de ese intento de “normalizar” o suavizar la mala imagen que las políticas de los sucesivos gobiernos de Israel han puesto en práctica.
Lo próximos 8 y 9 de abril actuará en el Navarra Arena el grupo israelí Mayumana. No es la primera vez que vienen a nuestra ciudad, una vez más, presentándose como una compañía multicultural de percusión, danza y teatro.
La vinculación de Mayumana con una imagen “amable” de un país que lleva décadas vulnerando la legalidad internacional y realizando políticas de racismo y discriminación contra los palestinos es difícilmente discutible. Es imposible desligar a Mayumana de ese intento de “normalizar” o suavizar la mala imagen que las políticas de los sucesivos gobiernos de Israel han puesto en práctica.
¿Qué hay realmente detrás de ese grupo? En primer lugar, su sede es un almacén convertido en teatro, de la ciudad de Jaffa. En 1948 la gran mayoría de sus 70.000 habitantes, árabes, huyó aterrorizada ante el avance de los sionistas del Irgún, que casa por casa y con extrema violencia llevaba a cabo su política de limpieza étnica. Jamás el grupo ha hecho mención a esa violencia, ni a ninguno de los actos criminales que los Gobiernos israelíes han cometido desde el nacimiento del grupo. «Es que no es su cometido», se pude aludir. Cierto, pero no solo no se ha desmarcado de ellos, sino que ha efectuado numerosas actuaciones para reafirmar su sionismo y un apoyo implícito a esas políticas.
Así, en junio de 2011 actuó en el Kibbutz Ketura en la inauguración de la primera central fotovoltaica de Israel (muy llamativo el vídeo promocional, en el que uno de los bailarines exhibe con orgullo una foto de David Ben-Gurión, quien estaba al mando del Ejército israelí que llevó a cabo la limpieza étnica de 1948). O la actuación que llevó a cabo en 2020 para celebrar el reconocimiento de Jerusalén por parte de EEUU como capital de Israel. Precisamente en la parte vieja de Jerusalén (capital de Palestina) ha llevado a cabo numerosas representaciones, actos simbólicos para refrendar el carácter judío que se pretende dar a la ciudad, siendo recurrente su presencia en el Festival de la Luz de Jerusalén.
Algunos de los miembros de la compañía han tomado parte activa en ese proceso de vulneración de derechos humanos y de violencia hacia el pueblo palestino que caracteriza a Israel. Así, el cantante y actor Tzachi Halevy, tras su servicio militar, se unió a las fuerzas especiales a la Unidad Sansón, que ejecutó acciones militares y terroristas en Gaza, y luego sirvió como oficial en la Unidad Duvdevan, cuerpo de élite para llevar a cabo operaciones contra los palestinos. Y la gran mayoría de sus componentes han realizado el servicio militar de tres años en el Ejército israelí, acatando todas las órdenes.
Mayumana se declara apolítico e intercultural, pero mantiene un mutismo cómplice sobre la política genocida del Estado de Israel, al mismo tiempo que disfruta de importantes privilegios como “escaparate” de ese otro Israel que intenta venderse.
«La gente de Mayumana está instruida para evadir la interacción con los manifestantes. No responden sobre política y se guardan sus opiniones para sí mismos», comentaban en 2015 en el periódico israelí "Haaretz" ante el boicot que reciben en muchas de las ciudades en las que actúan. Pero, como afirmó el arzobispo sudafricano Desmond Tutu: «Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor».
Por eso, desde Internazionalistak Auzolanean y el movimiento BDS pedimos una vez más el boicot a Mayumana y al resto de productos culturales israelíes que contribuyen a la “normalización” y el ocultamiento de este régimen. No acudir a sus actuaciones en el Navarra Arena es darles un mensaje claro.
Solo el boicot de los pueblos acabó con el apartheid sudafricano. Vista la complicidad de los gobernantes con los crímenes israelíes, solo un nuevo boicot a sus productos económicos, culturales, académicos y deportivos acabará con el apartheid israelí.
Fuente: www.lahaine.org