El New York Times informó que una de esas agencias era la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de EE. UU. Y que el ejército de EE. UU. También había comprado información recopilada de aplicaciones coránicas y de oración, utilizadas por los musulmanes.

 

Anteriormente, los medios estadounidenses habían dicho que la información existente en los teléfonos inteligentes se utilizaría para rastrear a los inmigrantes e investigar a los inmigrantes detenidos.

 

El escándalo de Estados Unidos no se limita al uso ilegal de información, sino que también se extiende a la venta de datos obtenidos de aplicaciones utilizadas por musulmanes.

 

Según la ley de EE. UU. En 2018, el uso de la información del usuario de teléfonos inteligentes solo es posible mediante una orden judicial, pero si una empresa intermediaria concluye una transacción, no se requiere una orden judicial.