La mezquita Masyid Al Haram, en La Meca, Arabia Saudí, abrió el domingo sus puertas para las oraciones, tras siete meses de cierre por temor a la Covid-19.
El pasado 2 de octubre, las autoridades saudíes anunciaron que comenzarían a retirar algunas medidas adoptadas para evitar la propagación de la pandemia, una de ellas la peregrinación de la umrah.
Se trata de uno de los mandamientos de El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, que obliga a los fieles sanos y con posibilidades económicas, visitar al menos una vez en la vida esos sitios sacros.
Sin embargo, habrá un límite de peregrinos y hasta el momento solo permitirán a ciudadanos sauditas o residentes en el reino del desierto.
Ese tipo de visitas suele atraer a millones de personas durante todo el año, aunque hasta hoy el número de peregrinos quedaba en seis mil diarios, apuntó el ministro del Hajj, Mohammad Benten.
La vuelta a la normalidad de la peregrinación se cumplirá en tres etapas y los visitantes se dividirán en grupos para garantizar distanciamiento físico dentro de la Gran Mezquita de La Meca.
En el interior de ese recinto religioso está la sagrada piedra de la Kaaba, a la cual los islámicos circunvalan en dirección contraria a las manecillas del reloj durante los rituales del umrah o el del hajj.
A partir de este domingo, dijo Benten, la cifra llegará a 15.000 diarios y un máximo de 40.000 autorizados a participar en las plegarias en Al Haram.
El permiso para extranjeros se extenderá el venidero 1 de noviembre, cuando aumente a 20.000 el número de peregrinos y a 60.000 el de acceso a la Gran Mezquita.
Arabia Saudí suspendió la umrah en marzo y redujo el hajj anual, una peregrinación para una época determinada, por temor a la propagación de la Covid-19 que hasta hoy infectó a más de 330.000 personas en el reino.
Se llevó a cabo a finales de julio, en la escala más pequeña en la historia moderna, con solo unos 10 mil musulmanes desde los 2,5 millones que participaron el año pasado.
La venerada Piedra Negra en la esquina este de la Kaaba que acostumbran a tocar sin ser obligatorio, estará fuera de alcance a los visitantes y la Gran Mezquita recibirá una estricta esterilización antes y después del paso de los fieles.