Refugiados Rohingya cargan vallas de bambú en el campo de refugiados de Kutupalong en Ukhia, 8 de octubre de 2020. (Foto: AFP).

La organización de HRW en un informe titulado “An Open Prison Without End” (Una prisión al aire libre sin fin) emitido este jueves, ha denunciado que “la ‘arbitraria e indefinida’ detención de unos 130 000 Rohingya en campos precarios en Myanmar (Birmania) desde 2012 ha amenazado cada vez más su derecho a la vida y otros derechos básicos”.

La HRW ha explicado en el informe las condiciones de los miembros de esta etnia predominantemente musulmana confinados en campos con severas limitaciones en el sustento, el movimiento, la educación o la sanidad.

Dichos campos, ha añadido el informe, “fueron creados en 2012, cuando estallaron sucesivas oleadas de violencia sectaria entre los Rohingya y la comunidad Rakáin, etnia predominantemente budista y mayoritaria en Arakan, en las que murieron centenares de personas y miles de casas fueron destruidas”.

La organización también ha añadido que las medidas recientemente adoptadas por el Gobierno birmano para cerrar los campos “parecen estar diseñadas para hacer permanente la segregación y el confinamiento de los Rohingya”.

“Los Rohingya residentes en Arakan, entre 200 000 y 300 000, están confinados en sus pueblos sin poder desplazarse libremente, sujetos a un estricto régimen de segregación que les impide viajar tanto dentro como fuera del estado”, ha agradado HRW.

Además, desde enero del año pasado, el convulso estado de Arakan se ha visto sumido en un nuevo conflicto, que ha desplazado a decenas de miles de sus habitantes.

Asimismo, ha puesto de relieve que en las elecciones generales previstas en Birmania para el 8 de noviembre, los Rohingya no tendrán permiso a votar, y que las autoridades han bloqueado las candidaturas de cinco políticos de la misma etnia.

HispanTV