Granada es historia y tradición pero también modernidad y progreso. Es el barrio del Albaicín pero también el Sacromonte, el paseo del Darro, la Catedral, la Plaza Nueva, el Mirador de San Nicolás… Es sabor y raza, es naturaleza y patrimonio arquitectónico. Granada es gastronomía, cultura, deporte… La ciudad tiene de todo para enamorar a primera vista y conquistar para toda la vida sin dejar de sorprender ni un solo instante.
Tranquila pero con todo tipo de servicios, dinámica y llena de oportunidades, Granada es mucho más que la Alhambra y escenarios como el Albaicín son la mejor prueba de ello. El barrio morisco se asoma al complejo monumental de fama internacional desde el cerro de San Cristóbal, rodeado por el Sacromonte, la calle Elvira y el Río Darro. Es, en definitiva, un mundo aparte dentro de una ciudad que destila encanto allá por donde mires.
Un barrio con historia
Los albaicineros mantienen las distancias con la ciudad sintiéndose dueños y señores de este rincón de Granada. Su independencia regala a sus residentes la serenidad de un barrio que puede presumir de ser el más antiguo de la capital granadina, una auténtica ciudad encerrada en sí misma. Su fuerte influencia musulmana ha sido clave a lo largo de su historia, no en vano, llegó a contar con más de una treintena de mezquitas para una población de cerca de 40.000 habitantes.
Pero la conquista cristiana y las sublevaciones moriscas terminaron con la expulsión de los musulmanes y la destrucción de las mezquitas pasando de ser el barrio de las mil mezquitas al de las mil iglesias. A partir del siglo XVII fueron los cristianos quienes cincelaron a capricho la orografía del barrio incorporando a la arquitectura propia del Albaicín los ya famosos ‘cármenes’, construcciones que siguen pasando de generación en generación, algunos de los cuales pueden incluso ser visitados.
Patrimonio de la Humanidad
Por si la historia e influencia de diferentes culturas no fuera atractivo suficiente para quedar cautivado, otro de los motivos por los que vivir en el barrio del Albaicín es que podrás presumir de hacerlo en un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Desde hace más de un cuarto de siglo, este rincón de Granada símbolo de la arquitectura hispano musulmana de la época medieval, está reconocido a nivel internacional.
Calles laberínticas que esconden tesoros
Perderse es una de las mejores maneras de conocer el Albaicín, no en vano, hasta los propios albaicineros reinventan sus rutas por el barrio. Sus calles estrechas, casi laberínticas, se enredan entre las tradicionales construcciones de la zona, reminiscencias de la arquitectura árabe pero también cármenes, como el Carmen de la Victoria o el Carmen del Museo Max Moreau que pueden visitarse, que mantienen intactos sus huertos, jardines y fuentes.
Recorrer estas callejuelas es dejarse embriagar por la historia. Recalar en el Paseo de los Tristes, la Cuesta del Chapiz, el Mirador de San Nicolás, el Arco de las Pesas, Plaza Larga… Cada uno de estos emblemáticos lugares tiene su propia esencia y vivir rodeado de ellos es todo un placer.
Las mejores vistas de la Alhambra
Las cuestas que surcan el Albaicín en forma de calles empedradas son parte del encanto del barrio, un remanso de paz dentro de la vibrante vida de la capital granadina. Relajarse, perderse por sus callejuelas y maravillarse con las vistas que ofrecen sus múltiples miradores son todo un regalo que, quienes viven allí, tienen a su disposición veinticuatro horas al día, siete días a la semana y 365 días al año.
Sin duda, el atardecer sobre la Alhambra desde este enclave privilegiado de la ciudad es todo un espectáculo, lo mismo que la contemplación del propio barrio desde la colina de la Sabika.
Si bien es cierto que son muchos los encantos de vivir en el barrio del Albaicín, tampoco está de más llamar la atención sobre algunos aspectos propios de esta zona de Granada. Se trata de uno de los barrios más turísticos de la ciudad y eso se nota. Visitas guiadas, mochileros, turistas internacionales… El trasiego de visitantes es constante y, lejos de suponer una merma del atractivo del barrio, ha impulsado la proliferación de pisos turísticos en la zona.
El resultado ha sido un encarecimiento de los precios que convierten al barrio en una de las zonas más caras de la ciudad. Pese a la gentrificación, el Albaicín cuenta con encantos de sobra para convertirse en una de las mejores opciones para vivir en Granada.