Las autoridades de Myanmar descalifican a seis políticos Rohingya como candidatos para las próximas elecciones generales por falta de documentos de identidad.
Al menos una docena de Rohingya con ciudadanía de Myanmar (Birmania) solicitó postularse para las elecciones generales del 8 de noviembre, pero seis de ellos fueron rechazados por no poder probar, según los funcionarios, que sus padres eran ciudadanos en el momento de su nacimiento, un requisito de la ley electoral, informan este martes distintos medios.
“Tenemos todos estos documentos que emitió el Gobierno y no aceptan el hecho de que mis padres sean ciudadanos. Me siento mal por eso y preocupado”, declaró Abdul Rasheed, uno de los candidatos Rohingya rechazado.
Aye Win, otro candidato Rohingya que sí consiguió la aprobación para presentarse a las elecciones, explicó que había pocas esperanzas de victoria a menos que muchos más Rohingya obtuvieran la ciudadanía antes de la votación.
Si bien se han publicado listas de votantes en todo el país, en los campamentos fuera de Sittwe, capital del estado de Rajine, no figura ninguna. Aproximadamente 130 000 musulmanes Rohingya viven en esos campamentos en condiciones de “apartheid”, como denuncia el grupo de derechos humanos Amnistía Internacional (AI).
Los sucesivos gobiernos de Myanmar han despojado a los Rohingya de sus documentos de identidad.
“Todos en Myanmar, independientemente de su origen étnico o religión, deben tener la misma oportunidad de participar en las elecciones”, exigió Tun Khin, director de la Organización Rohingya de Birmania del Reino Unido, e insta a los donantes internacionales a detener la financiación a Myanmar
Rajine, hogar de los musulmanes Rohingya perseguidos, atrajo la atención mundial en 2017 cuando más de 750 000 personas, en su mayoría mujeres y niños, huyeron al vecino Bangladés para escapar de la brutal represión militar que, según los investigadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se llevó a cabo con “intención genocida”.
Miles de musulmanes Rohingya permanecen en Myanmar confinados en campamentos y aldeas y sin acceso a atención médica y educación. Este país, con una población de mayoría budista, no reconoce la ciudadanía birmana de los Rohingya, una comunidad integrada por más de un millón de personas.