Para ahondar en la información sobre lo que viene ocurriendo en Colombia desde el arribo de un importante contingente de tropas norteamericanas, entrevistamos a la colombo-venezolana María Fernanda Barreto, analista de política internacional e integrante de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Con ella, buscamos también un diagnóstico de la actual situación social, en la que el uribismo está intensificando la represión ilegal a través del paramilitarismo.
–¿Cómo analizas en un momento tan álgido como este, el desembarco en suelo colombiano de una cantidad importante de soldados norteamericanos de lo que ellos llaman habitualmente Brigadas especializadas de Asistencia de Fuerza de Seguridad, que en realidad es un grupo de élite del Ejército norteamericano?.
-Es bastante complejo el análisis que se puede hacer al respecto, pero en general, diría que lo que más me sorprendió en el momento en que se dio el anuncio. Hay que decir que la noticia la dio la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, y no el gobierno colombiano. Fue, no el hecho de la llegada de un contingente estadunidense a Colombia, porque en realidad efectivos estadounidenses están llegando al país desde hace mucho, sobre todo a partir de la supuesta guerra contra el narcotráfico y con aun más regularidad a partir de la firma del Plan Colombia. La particularidad de este arribo es que se lo haya anunciado porque este tipo de llegadas suelen ser más bien clandestinas. Entonces uno diría que puede haber detrás de eso una operación psicológica, o un movimiento de tipo político que sin lugar a dudas apunta estratégicamente hacia Venezuela. Obviamente sin descuidar la participación de los Estados Unidos y de este nuevo contingente en el conflicto social y armado interno de Colombia.
-Cuando tú dices que podría ser un hecho psicológico me hizo acordar mucho a cuando Jhon Bolton mostró en enero de 2019, casi como al descuido, una carpeta donde se hablaba de enviar cinco mil soldados para Colombia.
-Correcto. Me acuerdo de eso, por supuesto. Y además en estos días por ejemplo, en el twetter del Comando Sur la Embajada de Estados Unidos en Bogotá ha venido publicando un ejercicio físico de sus marines en la Embajada supuestamente para llamar al pueblo a hacer ejercicio. Pero es también una demostración de que tiene marines en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá. Aquí hay algo que analizar, esto no quiere decir que no vayan a ciencia cierta a cumplir una tarea militar. Sin lugar a dudas que si, como la ha venido cumpliendo la llegada de este contingente que ellos han dicho que es de asesores, y que al final el número es incierto, porque sabemos que esa unidad consta más o menos de ochocientas personas en armas. Sin embargo, dicen que son 52 o 53 que vienen como asesores. Pero aun en la materia que ellos saben y asesoran, es muy extraño que lleguen a Colombia en este momento. Todos sabemos que hay una elección estadounidense en puertas, y es muy difícil en este momento, para Donald Trump que está experimentando unas protestas populares inéditas en la historia reciente en los Estados Unidos. Entonces, que nos diga que en el tablero geopolítico del imperialismo sobre nuestra América, los Estados unidos van a buscar alguna resolución militar del tema Revolución Bolivariana, si fuera así, esa resolución militar debería darse a más tardar a finales de septiembre, tomando en cuenta que los primeros días de noviembre son las elecciones de Estados Unidos. Entonces, sin dejar de pensar que puede haber una amenaza militar, creo que también tiene mucho de operación psicológica.
-Hay también que recordar que esto sucede poco tiempo después del fracaso de un intento de invasión a Venezuela que terminó en una gran chapuza, pero que se dio con gente que venía desde Colombia con apoyo económico norteamericano indudablemente y también con la participación de personajes como Jordan Goudreau y sus mercenarios de Silvercorp.
Así es. Lo único que nos ha dejado en claro los Estados Unidos en los últimos años, con respecto a sus acciones militares contra Venezuela es que hasta ahora no ha estado dispuesto a frentear, como se dice en Colombia, o asumir frontalmente la acción militar. Sino que ha decidido utilizar al Estado colombiano, al territorio colombiano, como cabeza de playa, para el relanzamiento de la Doctrina Monroe, sobre toda nuestra América pero en particular como cabeza de playa para una agresión contra Venezuela. Esta sería sobre todo una acción irregular, como ya se demostró en la fallida “Operación Gedeón” y el año pasado en la victoriosa Batalla de los Puentes. Ellos estaban apostando a contingentes paramilitares y a las compañías militares privadas, básicamente estadounidenses, pero también de la OTAN e israelíes.
-Te llevo un poco a la política nacional colombiana: todas las semanas hay ejecuciones por parte del paramilitarismo, tanto de dirigentes sociales, durigentes populares, excombatientes de la FARC. Y también ha habido hechos en la calle, el ESMAD reprimiendo en Cali, en Bogotá a gente que protestaba. ¿Cómo ves el papel de Iván Duque y del uribismo en el marco de toda esta situación donde sus padrinos políticos, en este caso Donald Trump, están en un problema serio en su país y que no se si tienen tiempo para distraerse en seguir apoyando a sus pupilos?
-Digamos que una parte de la geopolítica estadounidense la maneja el presidente pero no olvidemos que Estados Unidos es un imperio dominado por las corporaciones. No es realmente una nación, la que ejerce el imperialismo sino un grupo de corporaciones que tienen su residencia en Estados Unidos. Además, dentro de los EE.UU, también hay distintos intereses sobre el despojo de Nuestra América, específicamente sobre Colombia. Lejos de desescalarse, está escalando el genocidio contra los líderes y lideresas sociales y eso tiene que ver también con algo que han venido denunciando sobre todo las comunidades rurales. También, es evidente en el caso de Bogotá y Medellin, donde el Estado está aprovechando la pandemia y la cuarentena para militarizar y también para paramilitarizar aún más el territorio colombiano. Por eso, aumenta el genocidio y por también el conflicto social. Al contrario de lo que mucha gente piensa, el de Colombia es un pueblo que no está dormido. Es un pueblo que se mantiene en lucha. Justamente estas masacres y específicamente los etnocidios contra las comunidades indígenas y las negritudes colombianas, se dan justamente porque el pueblo se ha organizado y sigue enfrentando a la que sin duda es la oligarquía más violenta de nuestra América. Entonces en estos días como señalaste se dieron varias movilizaciones, y la única respuesta del gobierno uribista es la represión y no el diálogo. Ayer nomás Uribe Velez andaba llamando a que el Estado aumentara los bombardeos aéreos sobre la zona donde supuestamente hay grupos, que ahora llaman GAO, pero que se refiere a todos los grupos paramilitares y guerrilleros que ya sabemos cuáles son los afines a él. Lo que está planteando el urubismo es una escalada en la violencia contra el pueblo colombiano, porque esa violencia es parte de su doctrina originaria. En este sentido, soy optimista: primero porque el pueblo colombiano no solamente está cansado y hay una izquierda políticamente más consciente, sino que también la situación de la pandemia está agudizando la inequidad. Por lo tanto, está también despertando conciencia en la gente, en el pueblo. Tengo la esperanza, que todas las revueltas que se habían venido dando en las principales ciudades de Colombia al finalizar el 2019 se retomen cuanto antes, y creo que sin duda este debería ser el último período del uribismo. Porque el uribismo está cada vez más cercado por la opinión pública y por la justicia internacional, porque cada vez son más evidentes los vínculos del uribismo con el narcotráfico que dice combatir, pero que en realidad es el principal operador de su renta.
–¿Cómo ves en el futuro las posibilidades de diálogo con el ELN?
-Pues lamentablemente, creo que mientras esté el uribismo en el poder, lo que queda claro es que no hay voluntad de diálogo por parte del gobierno colombiano que además ha querido minimizar el Estado todo a un gobierno. Y es con esa excusa que no solo no cumplió con los acuerdos que se firmaron con la FARC sino que francamente los ha sepultado. Entonces, no creo realmente, que con el gobierno de Iván Duque haya ninguna posibilidad de diálogo con el ELN porque para dialogar se necesitan dos partes. Aunque la delegación de paz del ELN que continúa en La Habana ha dicho varias veces que está dispuesta al diálogo, el gobierno uribista ha venido promoviendo una serie de acciones vergonzosas desde el punto de vista diplomático contra Cuba exigiéndole la entrega de la delegación de paz. Violando, asi, los protocolos que habían firmado para iniciar esos diálogos. Entonces, por alguna razón que ya sabemos, Colombia está teniendo una política exterior que no tiene precedentes, porque es francamente impresentable, incluso para los gobiernos de derecha anteriores. Todos los gobiernos de derecha que ha tenido Colombia mantenían cierto nivel de relacionamiento con sus vecinos, incluso a pesar de las diferencias ideológicas. Las hubo incluso entre Uribe y el presidente Chávez. Siempre hubo algún nivel de relacionamiento. Ahora, toda la política exterior de Colombia se está supeditando a los intereses de los Estados Unidos que también controla los mercados internos. Básicamente, la política y el gobierno colombiano, lo único que ofrecen, no solamente a la insurgencia sino sobre todo al pueblo colombiano, es represión y judicialización. Jamás ofrece diálogo para encontrar esa salida política y negociada al conflicto social armado que vive Colombia y que es la salida a la que todos y todas en nuestra América debemos aspirar.
Transcripción: Julia Mottura
Fuente: Resumen Latinoamericano