El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entró en el último año de su mandato con un historial errático en política exterior. Pero los acontecimientos de las últimas semanas nos recuerdan uno de los puntales más consistentes: Un firme y duradero abrazo a Arabia Saudita.

Según el reportero del Washington Post, Ishaam Tharoor, la mayor parte de la legislación vetada por Trump durante su presidencia ha implicado intentos del Congreso de censurar a Arabia Saudita.

 En abril, Trump vetó una resolución bipartidista del Congreso que invocaba su autoridad de poderes de guerra y exigía el fin de la participación estadounidense en la campaña militar dirigida por Arabia Saudí en Yemen. 

En julio, vetó un trío de resoluciones del Congreso que trataban de impedir que pasara por alto la supervisión legislativa y vendiera miles de millones de dólares en armas a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. 

Hace un año, los enviados de Trump también bloquearon una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU redactada por Gran Bretaña que exigía la rendición de cuentas por los crímenes de guerra en Yemen.

Este mes un hombre armado de nacionalidad saudita mató a tres personas en una base naval en Florida, y Trump ofreció pocas críticas a los sauditas, que habían asignado al supuesto pistolero a la base naval estadounidense en una misión de entrenamiento.

A juicio de Tharoor, Trump le da una alta prioridad a la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita. Ve al reino como un cliente ansioso de armas y un útil representante en la confrontación de Washington con Irán.

Apunta también el reportero del Washington Post, que Trump –contradiciendo las evaluaciones de su propia comunidad de inteligencia y las opiniones de los leales legisladores republicanos, también expresó sus dudas sobre la culpabilidad de Mohammed en el secuestro y asesinato de Khashoggi.

Sostiene Tharoor que este mes, la Casa Blanca continuó protegiendo a Bin Salman de una mayor ira, eliminando del proyecto de ley de gastos de defensa una medida que revocaría inmediatamente la visa estadounidense de cualquier funcionario saudita considerado responsable de la muerte de Khashoggi.

No obstante, pese a toda la protección que Trump ha ofrecido a Riad, sólo ha obtenido un modesto beneficio tangible. Los sauditas se han enfriado el llamado acuerdo del siglo.

Y recuerda Tharoor, que ese no es el único ámbito en el que la asociación no es tan prometedora como Trump podría imaginar. 

Por ejemplo, la eficacia del centro antiterrorista de Riad sigue siendo dudosa. Después de ofrecer 50 mil millones de dólares en nuevos contratos de armas, los sauditas sólo han firmado cartas de interés o intención sin ningún acuerdo en firme. 

Por otro lado, después de proponer que se reúnan hasta 100 mil millones de dólares en inversiones en infraestructura americana, los sauditas sólo han anunciado una inversión de sólo 20 mil millones de dólares, concluye Tharoor.

Fuente: Al Mayadeen