Por Galeb Moussa para elgrilloweb.
Los Rohingyas son un pueblo del Sudeste asiático, la presencia musulmana en la zona data de entre el siglo 7 DC al siglo 9 DC, esta etnia es originaria de la región, particularmente la zona costera que abarca Bangladesh y Myanmar (Birmania), nombre que poseen ahora estos países, pero en aquél entonces, cuando comenzó la persecución a este pueblo, el sudeste asiático estaba bajo el mandato británico.
Dejando la historia de lado, ya asoma un indicio de la desgracia de este grupo étnico, el colonialismo británico.
No existían las fronteras, y los Rohingyas estaban asentados en diversos municipios, los problemas mas graves comenzaron a gestarse después de la 2da guerra mundial.
En Myanmar (Birmania) no los reconocían y aún no los reconocen, con el argumento que son inmigrantes de Bangladesh, actitudes de la era moderna, los Rohingyas son una de las 132 etnias que habitan desde hace mucho tiempo la zona.
Una zona donde predomina la presencia el budismo, aunque la historia cuente que no eran profundos los problemas religiosos.
Los Rohingyas son la minoría más perseguida del mundo, sin derecho a transitar libremente, sin derecho a tener una ciudadanía, seres humanos de descarte, parias vagando por zonas controladas de las que no pueden salir, y por si fuera poco, asesinados por fieles budistas no tan pacíficos como se cree.
Al carecer de todos estos derechos, no pueden poseer tierras, no pueden cultivar alimentos, y su único recurso está en el agua, ya se para pescar o para huir de la persecución.
Muchos de ellos están migrando a Bangladesh, donde son contenidos cerca de la frontera con Myanmar, en una encerrona que los hacina y los encarcela al aire libre.
Las matanzas de esta etnia en Myanmar son muy sangrientas, se han visto testimonios gráficos dantescos, espantosos, con mutilación incluida.
Lo inquietante es la actitud del mundo ante esta limpieza étnica, aunque ya no sorprende ver que la humanidad mire siempre a otro lado.
Lo mismo sucede con los organismos internacionales, la ONU brilla por su ausencia, y las ONG’s dedicadas a los derechos humanos también. A nadie le importa la suerte de este pueblo.
La conclusión más fácil a la que se arriba observando este drama, es que se trata de una cuestión religiosa, pero no es así.
Al termino del mandato británico, este repartió tierras en la región, eso generó la disputa de varias etnias por hacerse de la tierra repartida. Los Rohingyas perdieron en esa disputa y desde ese entonces están condenados a la persecución y la matanza.
En esta época llama aún más la atención la encarnizada limpieza étnica en Myanmar, el país birmano tiene entre sus principales líderes a Aung San Suu Kyi, ganadora del premio Nobel de paz en 1991, por su lucha a favor de la democratización de su país.
Esta líder carismática, pluriministra de Birmania, en estrecha relación con Londres, es una de las principales impulsoras de las políticas de persecución de los Rohingyas y su posterior limpieza étnica, por este motivo algunos medios internacionales señalan que ha pasado de ser la Dama Blanca a la Dama Negra, debido a su crueldad.
Los argumentos esgrimidos por las autoridades birmanas prácticamente no existen, no tienen lógica ni humanidad alguna.
Quieren a los Rohingya fuera de Birmania, al igual que sucede en otros lugares con refugiados de la guerra, o con nativos expulsados por la ocupación ilegal.
En estos asuntos no tienen importancia la religión, la etnia o el color de piel, lo que realmente importa es la cuestión humana, y en Birmania como en Bangladesh, esta preocupación parece no existir en sus prácticas.
Minorías perseguidas, víctimas de genocidio o limpieza étnica, expulsadas a pesar de ser nativas de la región, región que no tenía fronteras, y que las mismas son producto del colonialismo implantado.
Siempre se está a la búsqueda de responsables, responsable es la humanidad toda, si aún podemos seguir llamando así a nuestra especie.