El megaproyecto minero y portuario Dominga debe ser rechazado por su alto impacto ambiental en una importante zona costera y marina en el norte de Chile, dijeron a Sputnik fuentes ambientalistas y pescadores locales.
“El proyecto Dominga es de alto impacto, no es sustentable y generaría un efecto irreversible en La Higuera (norte)”, dijo el portavoz de la organización ambiental Chao Pescao, Cristóbal Díaz.
Varias organizaciones ambientalistas de Chile están en pie de guerra contra Dominga, un megaproyecto en la comuna de La Higuera, región de Coquimbo, que contempla la explotación una mina de cobre y de hierro y la construcción de un gran puerto sobre el océano Pacífico para exportar inmediatamente los minerales extraídos.
La empresa Andes Iron valúa el proyecto en 2.500 millones de dólares, y pretende extraer 150.000 toneladas de concentrado de cobre y 12 millones de concentrado de hierro en 26 años.
Pero la iniciativa lleva años de polémicas debido al posible impacto ambiental que se generaría en la localidad, una zona con una biodiversidad única.
“Este lugar es una zona de surgencia, un lugar muy sensible con una gran cantidad de especies protegidas que se verían afectadas por la construcción de Dominga”, afirmó Díaz.
Cerca de la costa de La Higuera se encuentra el Archipiélago de Humboldt, un conjunto de islas que son hábitat de especies en peligro de extinción, como el chunchungo (gato de mar), el petrel buceador yunco y el 80% de la población de pingüinos de Humboldt del planeta.Esas islas fueron declaradas en 1990 Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.
Allí viven varias especies endémicas (únicas de ese lugar) tanto marinas como terrestres, y más de 14 especies de cetáceos, por lo que se trata de una área de importancia mundial por su biodiversidad.
Díaz aseguró que Andes Iron ofreció una serie de “medidas de mitigación” al impacto que causará el emprendimiento, pero que “son inconsistentes, no son claras y son extremadamente experimentales”.
“Por ejemplo, en ese lugar están las larvas de los locos (concholepas), estas larvas viven en un ambiente muy sensible y si son afectadas por el paso de un megabuque de 400 metros se va a generar un impacto irreversible”, aseguró.
El vicepresidente de la Asociación Gremial de Pescadores, Rodrigo Flores, comentó que este sector envió esta semana una carta al Ministerio de Medio Ambiente, emplazando al Gobierno a que no habilite proyectos de alto impacto en ese lugar.
“Nosotros rechazamos rotundamente la construcción del proyecto Dominga y de los puertos, no queremos que los buques colisionen con las ballenas, no queremos que se llene de camionetas circulando a toda velocidad y que se interrumpa la vida al aire libre de los guanacos, de los zorros, del desierto florido y hasta el acuífero de donde bebemos agua todos los días”, dijo Flores a esta agencia.
Los pescadores del norte viajaron a Santiago para solicitar una reunión con la ministra de Medio Ambiente, Marcela Cubillos, que no se pudo concretar, aunque dialogaron con el subsecretario de la cartera.
“Estamos aburridos de que nos hagan promesas que no se cumplan, el presidente Sebastián Piñera en su primer Gobierno (2010-2014) prometió que iba a defender este lugar, y sería contradictorio que hoy se le diera el visto bueno al proyecto Dominga”, concluyó.
La carta de los pescadores se sumó a otra dirigida a Piñera el martes por un grupo de científicos chilenos dedicados a las ciencias del mar.
Los científicos solicitaron que La Higuera se declare Área Marina Protegida de Múltiples Usos, iniciativa respaldada por las agrupaciones de pescadores y las organizaciones ambientalistas.
Estado del proyecto
El proyecto cobró notoriedad en los últimos años del segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018) debido a que la mandataria no quiso respaldar la iniciativa en pos del “cuidado del ambiente”, mientras que sus ministros de Hacienda y Economía pensaban que era importante “para el desarrollo económico”.
Esta desavenencia terminó con la renuncia de los ministros Rodrigo Valdés (Hacienda) y Luis Céspedes (Economía), y finalmente el proyecto fue rechazado por el Gobierno, argumentando que “la biodiversidad podría verse afectada”.
El año pasado, Andes Iron inició una ofensiva para revertir esta decisión.
El 27 de abril de este año el Tribunal Ambiental de Antofagasta (norte) determinó que el rechazo al proyecto no fue legítimo y ordenó realizar nuevas evaluaciones ambientales.