Con su guerra comercial de final incierto, Donald Trump enterró todavía más a Javier Milei. Trump quiere recuperar en un solo acto las posiciones que Estados Unidos perdió con China durante las últimas décadas. Para eso, encendió su motosierra proteccionista y sacudió con aranceles a todo el planeta, salvo a Vladimir Putin, el aliado estratégico que eligió para su segundo mandato. En el camino, quedaron golpeados socios naturales mucho más importantes que Milei. El primero es Benjamin Netanyahu que fue recibido en la Casa Blanca con el único objetivo de diluir el trato humillante que Trump le destinó. Un día antes del Liberation Day, el premier israelí había anunciado la eliminación absoluta de aranceles sobre las importaciones de Estados Unidos. Trump ignoró la puesta en escena y no hizo ninguna distinción: al contrario, castigó con un arancel del 17% a Israel. En la misma lista, cayó Georgia Meloni, obligada a actuar en defensa de las empresas y los puestos de trabajo en la Italia nacioalista de extrema derecha. Meloni es la próxima invitada a la Casa Blanca. Sobreactuado, el fenómeno barrial de Milei quedó muy lejos del centro de las decisiones.
El temblor global que desató Trump puede redundar en una pronta negociación o en una catástrofe sin antecedentes. Pero Milei es el máximo responsable de lo que pase en Argentina. Es el presidente y sabía de antemano y con detalle cuál era el plan de Trump. Como lo sabían los chinos, que se prepararon desde hace más de un año para varios escenarios alternativos. Y como lo sabía cualquiera que atendiera a la cuenta de Trump en Truth Social o escuchara sus mensajes de campaña. A pesar de eso, el economista Milei actuó a contramano del planeta que diseña el republicano. Con la apreciación del peso en un mundo de devaluaciones y eliminación de aranceles en medio de una ola de proteccionismo que hace historia.
Extasiado en su papel de alumno obediente, Milei esperaba ser exceptuado de la avalancha de aranceles y hasta ahora no consiguió nada, salvo la advertencia del latino Mauricio Claver-Carone. El funcionario trumpista le dijo desde Miami al periodista argentino Andrés Fidanza que la ayuda a la Argentina depende de que Milei sepulte el intercambio de monedas con China que hoy representa más de la mitad de las reservas del Banco Central.
El papelón de Milei perdido en Mar a Lago dejó en evidencia que la desesperación para exhibirse al lado de Trump tiene un costo altísimo y que las fotos en modo groupie también pueden terminar en un fracaso indisimulable. Furiosos, en la Casa Rosada ahora apuntan contra Gerardo Werthein, el canciller que no adquirió el cargo por sus antecedentes diplomáticos. Werthein está entre los empresarios que se acercaron a Milei -a través de intermediarios de alto perfil- cuando su proyecto presidencial comenzó a madurar. Su rol como jefe de la diplomacia argentina choca contra su ADN de negocios. Hugo Alconada Mon y Carlos Pagni confirmaron el domingo y el lunes en La Nación lo que El Destape publicó en exclusiva hace 40 días. A través de su hijo Gregorio, Werthein fue la cabeza de un grupo empresario aliado al gobierno que quiso arrebatarle Telefónica a Clarín: le fue como en el viaje de Milei a Mar a Lago. En el consorcio Peluca, figuraban junto al Grupo Werthein, Marcelo Mindlin, la familia Sielecki -del embajador en Francia- y Rodolfo D’Onofrio, todos parte de un conglomerado de empresas e intereses acostumbrados a jugar en tándem. Karina Milei puede adiestrar a sus fieras ahora contra el canciller y presionar para designar en su reemplazo a Luis Kreckler, un diplomático de una plasticidad infinita, que trabajó con todos los gobiernos. Pero a Werthein lo eligió -y lo sostiene- su hermano, que lo considera un preciado contacto.
En plena crisis, Luis Caputo es otro de los nominados para salir de la casa. El riesgo país arriba de los 1000 puntos no es una casualidad. El ministro está desde hace más de un mes con el agua al cuello y en el medio del río. Quemó dólares, no acumuló reservas, bajó el crawling peg cuando no tenía margen, pidió socorro al Fondo y se habló encima en televisión. Pero a Caputo lo bendice y lo conduce Milei, el mismo que decía que Toto había fugado irresponsablemente los 15 mil millones de dólares en medio de la estampida de Mauricio Macri. Caputo espera que este viernes el FMI autorice un desembolso inicial lo más cercano posible a los 15 mil millones de dólares. No hay que descartar que finalmente el gobierno de extrema derecha lo consiga. Con o sin el trader en el quinto piso.
El anunciado fracaso de los pliegos de los jueces de Milei para la Corte es otro de los golpes que se acumulan para el oficialismo. En la Casa Rosada, culpan a Ricardo Lorenzetti, el ex jefe del partido judicial que se ofrece siempre al poder de turno como garante de una paz con Comodoro Py. Es cierto: Lorenzetti vendió a Ariel Lijo como un candidato que era capaz de juntar sus propios votos y les hizo creer a todos su propia mentira. Pero Sebastian Americo y Santiago Caputo compraron la operación y llevaron a Milei a un desgaste interminable en el que su fatal arrogancia volvió a quedar en ridículo. Ahora, los empresarios petroleros que estimularon la candidatura de Manuel García Mansilla, el ex presidente de la Cámara de Exploración de Hidrocarburos, quieren recuperar lo que invirtieron. ¿Quien paga por ese fiasco?
Como lo recordó la sesión de este martes en el Congreso, la megaestafa de Libra mostró a Milei es el más escandaloso de los capítulos de una serie que se complica capitulo a capitulo. Frustrado el intento de cargarle el muerto al inefable Demian Reidel, los voceros del presidente tuvieron que montar la teoría del cerco para responsabilizar a Karina. Pero todos saben que la secretaria general de la Presidencia es socia fraterna y puerta de entrada a un sistema de recaudación que no funciona sin su hermano.
Los números de Casa Tres muestran una caída notable de Milei en el primer trimestre del año. El trabajo de Mora Jozami, que acompañó a Marcos Peña en el corazón de la gestión Macri, es apabullante. Según publicó la analista de opinión pública en la revista Seúl, el primer trimestre de 2025 cerró con un deterioro múltiple: por segundo mes consecutivo, cayó la imagen del Ejecutivo y la personal del presidente y por primera vez son más los argentinos que tienen una opinión desfavorable que favorable del gobierno. Uno de cada dos entrevistados cree que LLA no sabe cómo resolver los problemas del país y que no podrá ponerle fin a la recesión 2025. “Parece haberse acabado el alcance de la ‘pesada herencia’. Este mes son más los argentinos que consideran que la responsabilidad de la situación económica recae más en Milei que en lo que hizo Sergio Massa (47% vs. 45%), una tendencia que se revierte por primera vez en toda la serie”, escribió Jozami.
Los partisanos de Milei hablan de mala praxis, dicen que el presidente está mal rodeado y se quejan en cámara de que le hacen pagar costos innecesarios. Es la misma estrategia que se usó para evitar el colapso de la aventura de Macri en el poder. La culpa era del ala política, de Elisa Carrió, del radicalismo, de Jaime Durán Barba y hasta de Marcos Peña. Sin quitarle mérito a nadie, el problema era Macri. Hoy la escena se repite. El culpable es Milei, el presidente clown que el sistema de medios promocionó, el poder económico financió y el peronismo estimuló de mil maneras, en un pésimo cálculo electoral y, sobre todo, político.
El outsider Milei tiene la esencia de un marginal que fue postergado siempre por los actores del poder local hasta que se quemaron todos los papeles y hubo que ir a rascar el fondo de la olla para vender el contenido de siempre en un envase nuevo. Ahora que está contra las cuerdas, los pesados del establishment que lo necesitan con vida para un nuevo ciclo de negocios tienen la oportunidad de disciplinarlo. En el entorno de empresarios -que vuelven a pedir auxilio del Estado- ya se empieza a oír la presión para intervenir el gobierno del ex panelista con un ministro de Economía en serio o un jefe de gabinete que cumpla las funciones de primer ministro. Pero, si no lo logran, Milei tiene todas las características y limitaciones de un presidente que puede terminar muy mal su increíble experiencia de gobierno.
Las consecuencias las van a pagar una vez más los argentinos de a pie, en especial la base de la pirámide social, subrepresentada como siempre en la discusión nacional que deciden los voceros del Círculo Rojo. Pero también la derecha y el liberalismo argentino, en un nuevo fracaso por priorizar sus intereses sin darle una mínima viabilidad política y social a sus ínfulas de refundación. El problema es Milei. Ya no lo piensa solo la oposición. Es la sensación que con toda naturalidad empieza a crecer entre los 14 millones y medio de personas que, ante el descontrol inflacionario y el desgobierno político del Frente de Todos, votaron al que gritaba más fuerte, creyendo que era una solución.
Fuente: El Destape