"Israel" se encuentra en un estado de acción militar desenfrenada; continúa participando en combates esporádicos en Líbano y Siria, persistentemente contra la Resistencia Palestina en Cisjordania, y una vez más, en una escala aún mayor, en Gaza, donde un alto el fuego patrocinado por Estados Unidos ha colapsado, informó The Economist el jueves.
Sin embargo, esta vez, Israel libra una guerra bajo sus propios términos con el pleno apoyo de Estados Unidos. Si bien esto podría sugerir un retorno a la seguridad, su renovada supremacía militar también conlleva el riesgo de una expansión excesiva y conflictos internos, según el informe.
A medida que el gobierno israelí sigue adelante, se enfrenta al peligro de "convertir la arrogancia en desastre", añadió.
The Economist sostuvo que la situación de seguridad de "Israel" ha sido "notable", ya que desde los ataques del 7 de octubre de 2023, ha debilitado severamente a Hamás en Gaza y a Hezbolá en el Líbano a través de la acción militar.
Además, el informe señala que la influencia de Irán en Oriente Medio se ha visto significativamente disminuida, ya que sus aliados en Gaza, Líbano y Siria han sufrido reveses. Con la ayuda de Estados Unidos, Israel ha repelido dos ataques con misiles iraníes a gran escala y ha atacado las defensas aéreas iraníes.
Sin embargo, según el informe, el gobierno israelí ha extraído dos conclusiones preocupantes de estos "éxitos". En primer lugar, parece creer que las medidas crueles son eficaces. Tras matar a decenas de miles de civiles en Gaza, ha vuelto a restringir la ayuda y a cortar servicios esenciales, acciones que podrían constituir violaciones del derecho internacional.
El informe señaló que Israel se prepara para una nueva ocupación de Gaza como parte de lo que podría convertirse en una operación terrestre a gran escala, mientras las propuestas de limpieza étnica cobran fuerza. Envalentonado por la visión del presidente Donald Trump de una "toma de control" estadounidense y el reasentamiento de la población de Gaza, el gobierno israelí ha aprobado la creación de una agencia para facilitar la salida voluntaria de los palestinos.
Desde el año pasado, Israel también ha llevado a cabo una rápida anexión de facto de Cisjordania, expandiendo los asentamientos, desplazando por la fuerza a decenas de miles de palestinos y permitiendo que los violentos ataques de los colonos pasen desapercibidos. El informe destaca que está cobrando impulso la anexión formal.
Según The Economist , la segunda conclusión del gobierno israelí es que, tras el colapso de la disuasión el 7 de octubre, está trabajando para garantizar su seguridad mediante la creación de zonas de amortiguación y el ataque preventivo a las amenazas percibidas. El ejército israelí tiene como objetivo el Líbano y, en lugar de permitir que el nuevo gobierno de Damasco tenga la oportunidad de estabilizar Siria, está llevando a cabo ataques aéreos en territorio sirio .
La misma lógica podría impulsar un ataque preventivo contra Irán para impedir que adquiera armas nucleares, señaló el informe.
The Economist destacó que esta trayectoria plantea riesgos significativos para Israel, tanto a nivel regional, en sus relaciones con los palestinos como a nivel nacional. En la región, Israel podría tener dificultades para mantener su superioridad militar si extiende sus fuerzas al límite. Depende de un ejército ciudadano de reservistas, a quienes se convoca en tiempos de crisis. Estos soldados, con familias y negocios que gestionar, no pueden sostener una movilización indefinida .
Además, Israel sigue dependiendo del respaldo militar estadounidense. Sin embargo, Trump es un aliado poco fiable, sobre todo si una posible guerra con Irán se prolonga. Incluso si su apoyo persiste, los demócratas podrían volver al poder en 2029, y es probable que sean mucho menos tolerantes con la anexión.
Mientras tanto, como los repetidos ataques de "Israel" en toda la región alimentan el resentimiento popular, los líderes árabes pueden alinearse cada vez más con la hostilidad pública, poniendo potencialmente en peligro las alianzas regionales de "Israel", incluidos sus vínculos con Egipto, Jordania y los estados que firmaron los acuerdos de normalización.
En cuanto a los palestinos, The Economist enfatizó que Israel no puede simplemente anular sus aspiraciones de Estado. Tras el 7 de octubre, la mayoría de los israelíes se oponen al establecimiento de un Estado palestino o a otorgar la ciudadanía plena a los palestinos dentro de Israel. Sin embargo, las alternativas son sombrías.
La "anexión" formal de territorios palestinos conduciría inevitablemente a la limpieza étnica de los palestinos, a la creación de una población sin plenos derechos o a un mayor confinamiento de los palestinos en enclaves fragmentados e inviables, advirtió el informe.
No obstante, el informe subrayó que la mayor tensión derivada de la sobreextensión podría provenir del propio Israel. Mencionó que el 7 de octubre podría haber sido un momento de unificación en Israel, pero las divisiones han resurgido. La mayoría de los israelíes apoya las negociaciones con Hamás y la retirada de las tropas israelíes de Gaza para asegurar la liberación de los cautivos restantes. Muchos creen que el primer ministro Benjamín Netanyahu está prolongando la guerra para apaciguar a las facciones de extrema derecha que sostienen su frágil gobierno. Además, un número creciente de reservistas se pregunta si luchan en interés de Israel o si simplemente sirven a la agenda de una minoría políticamente influyente.
Al mismo tiempo, The Economist observa que el gobierno israelí muestra preocupantes tendencias hacia un retroceso democrático. Busca agresivamente debilitar la independencia de las instituciones estatales . Recientemente, el gabinete aprobó la destitución del director del Shin Bet, la agencia de seguridad nacional israelí, y del fiscal general; ambas decisiones se encontraron con una férrea oposición. Cabe destacar que ambos funcionarios están involucrados en investigaciones sobre acusaciones de corrupción contra asesores de Netanyahu.
Pero en el centro de la crisis de "Israel" hay una campaña liderada por sionistas extremistas que buscan remodelar el Estado basándose en su visión, que incluye la soberanía sobre Cisjordania, indicó el informe.
The Economist afirmó que Israel puede parecer fuerte, pero su ejército está fatigado y su panorama político está fracturado. Mientras tanto, su sector económico más dinámico, el tecnológico, mantiene una gran movilidad. Incluso antes del 7 de octubre, profesionales del sector tecnológico, frustrados por la inestabilidad política y la erosión de las normas democráticas, habían amenazado con trasladarse al extranjero. Si estas preocupaciones persisten, podrían seguir adelante.
Durante años, "Israel" ha confiado en que Estados Unidos imponga límites a sus acciones militares, pero con Trump en la Casa Blanca, esa moderación está ausente, concluyó el informe.
Fuente: Al Mayadeen
