Santoro justifica su propuesta afirmando que es un homenaje a las "víctimas" del 7 de octubre, una narrativa que omite deliberadamente que el propio ejército israelí ejecutó la Directiva Hannibal, un protocolo militar que ordena asesinar a sus propios ciudadanos en caso de secuestro.
La familia Bibas, utilizada como símbolo en esta campaña, no murió a manos de la resistencia palestina, sino en un operativo israelí, algo que incluso han confirmado fuentes militares sionistas. Sin embargo, esta realidad es convenientemente omitida para instalar el discurso de “Hamas terrorista” y desviar la atención de las masacres que el régimen de Tel Aviv sigue cometiendo en Gaza.
El cambio de nombre enfrenta un obstáculo legal: la ley N°83 de la Ciudad de Buenos Aires prohíbe designar calles con nombres de personas antes de transcurridos diez años desde su fallecimiento. Para esquivar esta restricción, Santoro propuso el término “Familia Bibas” en lugar de nombres individuales y, si eso no basta, sugiere suspender la normativa para hacer una excepción.
Curiosamente, el legislador admite que ni siquiera consultaron a la familia antes de proponer este cambio. Sin embargo, confía en que la Legislatura porteña apoye la iniciativa, salvo por "los bloques de izquierda, que usualmente adoptan posiciones antisemitas", según sus propias palabras.
En diciembre de 2013, la Legislatura porteña aprobó el cambio de nombre de la calle, que pasó de llamarse “Palestina” a “Estado de Palestina”. Ahora, Santoro busca revertirlo con el argumento de que reconocer un Estado ocupado por la resistencia palestina es “un acto deliberado de olvido”.
En la misma línea, el proyecto intenta pintar a la entidad sionista como un “ejemplo de democracia”, ignorando que se trata de un régimen basado en el apartheid, la limpieza étnica y el exterminio sistemático del pueblo palestino.
Mientras buscan borrar el nombre de Palestina de Buenos Aires, la realidad en Gaza sigue dejando en evidencia la brutalidad del régimen israelí. La masacre contra civiles, el bombardeo de hospitales y el exterminio de niños no pueden ser ocultados detrás de una maniobra legislativa oportunista.
El régimen de Tel Aviv no necesita calles con su nombre en Buenos Aires: necesita rendir cuentas ante la justicia internacional. ¿Hasta cuándo van a seguir manipulando la historia?