Otra preocupación importante es la agenda de Turquía, ya que muchos países árabes ven a Turquía con sospecha debido a su continuo apoyo a los movimientos políticos extremistas tanto en Siria como en toda la región en general, a pesar de las importantes transformaciones de las políticas regionales turcas. Sin embargo, no vemos ninguna aprensión real por parte de los árabes hacia la agenda de la derecha gobernante israelí y sus verdaderas visiones para la nueva Siria o, en términos más precisos, el cambio geopolítico que requiere el régimen israelí a nivel de toda la región.
Lo que debería preocupar a todos los árabes, junto con las agendas de Irán y Turquía, es la visión sionista de derecha de Siria y la región, especialmente con el regreso de Donald Trump y su equipo de derecha que será cómplice. En cuanto a Irán, no le quedan cartas reales que jugar en Siria, se encuentra actualmente en una fase de desintegración de su influencia regional y se encuentra en un estado de defensa y preocupación por la existencia de una agenda estadounidense-israelí para un ataque directo e indirecto contra Teherán. En cuanto a Turquía, tiene una agenda estratégica e intereses con la nueva Siria, pero son compartidos, y Turquía será un patrocinador y partidario del nuevo régimen. No hay una preocupación real por la influencia turca, pero puede ser muy positiva a la luz de las condiciones económicas, la infraestructura destruida y la ausencia del ejército y la seguridad en Siria.
Por otra parte, ¿por qué deberíamos preocuparnos por la agenda israelí? En resumen, se basa principalmente en la teoría de que la seguridad del régimen israelí a largo plazo depende de la fragmentación y división de Siria y de jugar la carta de las minorías, así como de la posible creación de estados que representen a los alauitas, los drusos y los kurdos. Esta agenda ha estado vigente desde el momento en que cayó el gobierno de Al-Assad, como lo demuestra la prisa de Israel por destruir toda la estructura militar del antiguo ejército sirio, destruir depósitos de armas, expandirse al sur de Siria en la zona prohibida y declarar inválido el alto el fuego de 1974. También incluye el control del Monte Hermón, que representa una línea estratégica de defensa tanto para Siria como para el Líbano y, con el control de Israel sobre él, el sur de Siria e incluso Damasco han quedado estratégicamente expuestos.
Israel no esperó la aprobación del mundo ni las resoluciones internacionales, sino que actuó rápidamente en pocas horas para controlar la zona, y Netanyahu incluso fue a visitarla . El diario Yedioth Ahronoth reveló recientemente, citando a funcionarios israelíes, las intenciones de Israel de mantener el control sobre aproximadamente 15 kilómetros y una distancia de inteligencia de hasta 60 kilómetros en Siria. Esto significaría que está imponiendo una ocupación estratégica y de seguridad y un control casi absoluto sobre la región sur, inicialmente, y en preparación para ampliar el alcance de las operaciones estratégicas del ejército de ocupación en caso de caos en el sur para expandir las zonas de amortiguación.
¿Habría podido Hay'at Tahrir Al-Sham (HTS) detener el proyecto israelí? Ciertamente no, sobre todo porque los intereses estadounidenses en Siria están vinculados a Israel y no es posible equiparar a HTS con la ocupación. Esto se suma al hecho de que las prioridades de HTS hoy son mucho más traicioneras en lo que respecta a la unidad, la seguridad, la estabilidad y muchos otros desafíos, pero lo que ocurrió revela la diferencia real entre los países (y regímenes) que tienen verdaderas visiones estratégicas y el entorno árabe, que todavía se muestra vacilante, discrepante y confuso sobre cómo abordar la nueva realidad siria.
Es muy triste que la entidad sionista haya tomado el control de los recursos hídricos vitales de Jordania y Siria en la cuenca del Yarmuk, lo que podría haber resuelto un problema importante para Jordania, y que el ejército israelí se haya propuesto amenazar a la población y las aldeas de Siria y desarmarlas. Israel ha aprovechado este momento oportuno para rediseñar el mapa de la región a su favor, aprovechando sus claros objetivos de seguridad e intereses estratégicos para imponer su agenda a la comunidad internacional.
Fuente: MEMO