Por Fátima Haydar
El hombre, que ya había aparecido en un vídeo viral en el que narraba su ideología, tiene vínculos profundos con el movimiento de extrema derecha “Uri Tzafon” (“Despierta al norte”), que él mismo dirige. El grupo también ha promovido un libro financiado mediante financiación colectiva, “Alon y el Líbano”, que glorifica la reivindicación de la entidad “israelí” sobre territorios libaneses.
Azaria fue fotografiado recientemente con su hijo cerca de la aldea de Maroun Al-Ras, en el sur del Líbano, un lugar conocido por su importancia simbólica en la resistencia a la agresión "israelí". Las fotos, que circularon ampliamente entre las comunidades de colonos, sirven como propaganda y celebran este acto como un paso simbólico hacia la visión del llamado "Gran Israel".
Una escalada de ambiciones expansionistas
Hace unos meses, un vídeo de Azaria cobró popularidad en Internet, en el que le contaba a su hijo una historia sobre cómo “el Líbano es parte de Israel”. Producido y promovido por el movimiento extremista “Uri Tzafon”, el vídeo reflejaba un impulso ideológico para preparar a las comunidades de colonos para la idea de expandir las fronteras de “Israel” hacia el Líbano. Ahora, la reciente infiltración de Azaria en territorio libanés parece ser la siguiente fase de esta calculada campaña, que vincula la propaganda a la acción.
El libro “Alon y el Líbano”, escrito por Azaria, glorifica esta visión expansionista y presenta al Líbano como parte integral de un futuro “Gran Israel”. Esta ideología está profundamente arraigada en las facciones de extrema derecha de “Israel” y ha alimentado actos de agresión tanto en Siria como en el Líbano.
Provocaciones y mensajes estratégicos
En Líbano, sin embargo, Israel se enfrenta a un formidable obstáculo: la Resistencia Islámica, Hezbolá. A diferencia de Siria y la Cisjordania ocupada, donde se han establecido asentamientos con relativa impunidad, la Resistencia en Líbano, firmemente arraigada en el tejido social del país, ha frustrado cualquier intento de ocupación permanente. Conscientes de las consecuencias de una confrontación directa, las fuerzas y colonos israelíes han recurrido a provocaciones simbólicas como éstas: infiltrarse en territorio libanés, tomar fotografías y retirarse rápidamente a la Palestina ocupada.
Esta táctica de fotografiarse en territorio libanés y hacer públicas las imágenes tiene un doble propósito. En primer lugar, infunde una narrativa de conquista inevitable entre las comunidades de colonos. En segundo lugar, provoca miedo e incertidumbre, poniendo a prueba los límites de la respuesta internacional a las violaciones de "Israel". Sin embargo, la vigilancia de la Resistencia garantiza que tales provocaciones sigan siendo simbólicas y no ganancias territoriales.
Un viejo plan en marcha
La infiltración es un duro recordatorio de las estrategias a largo plazo que siguen las facciones de extrema derecha de "Israel". La promoción de obras ideológicas como "Alon y Líbano" y los vídeos de propaganda de "Uri Tzafon" no son incidentes aislados, sino parte de una campaña sistemática. El momento en que se produjeron estas provocaciones, incluida la reciente infiltración durante un alto el fuego, subraya el desprecio de "Israel" por los acuerdos internacionales y la soberanía libanesa.
Líbano: una línea roja
A diferencia de otros territorios ocupados, el Líbano ha demostrado ser una línea roja para "Israel". Si bien la entidad del apartheid ha extendido sus asentamientos en otras partes de la región, el Líbano sigue siendo un obstáculo formidable. La fuerza militar e ideológica de la Resistencia ha disuadido cualquier incursión significativa, obligando a "Israel" a recurrir a la propaganda y a gestos simbólicos.
Sin embargo, estas provocaciones ponen de relieve una amenaza persistente: la visión expansionista de Israel no tiene límites y su agresión está impulsada por ideologías profundamente arraigadas. La reciente infiltración y la propaganda que la acompaña sólo sirven como recordatorio de los objetivos más amplios de las facciones de extrema derecha de Israel y su desprecio por la soberanía, así como sus ambiciones expansionistas en curso y su desprecio por el derecho internacional.
En el Líbano, la determinación de la Resistencia garantiza que esas ambiciones sigan siendo un sueño lejano. El mensaje es claro: pueden surgir provocaciones, pero la respuesta siempre será firme.