La resolución patrocinada por 10 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) fue aprobada con un voto de 14-1, pero finalmente no fue adoptada porque Estados Unidos ejerció su poder de veto.
La resolución “exige un alto al fuego inmediato, incondicional y permanente que sea respetado por todas las partes, y reitera además su exigencia de la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes”.
El texto también recogía demandas específicamente dirigidas a Israel para permitir el acceso irrestricto de ayuda humanitaria en Gaza y el rechazo de “cualquier intento de matar de hambre a los palestinos”.
Además, incluye una proclamación de la UNRWA como pilar del esfuerzo humanitario en Gaza, en un momento en que se aproxima la práctica prohibición de sus actividades por parte de Israel.
Es por cuarta vez que Estados Unidos veta una iniciativa de ese tipo en el Consejo de Seguridad desde el inicio de la guerra genocida de su aliado israelí contra la Franja de Gaza.
De igual modo, Estados Unidos no sólo no está dispuesto a dejar de vender armas al régimen sionista, sino que el 70 % del armamento en manos de Israel es suministrado por el país norteamericano.
Desde octubre de 2023, el régimen ha atacado sistemáticamente instalaciones civiles, incluidos hospitales y escuelas que albergan a personas desplazadas en Gaza. Los ataques israelíes han matado cerca de 44 000 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños.