El Gobierno de Javier Milei no cuenta con los votos necesarios para blindar el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, mientras la oposición y diversos sectores presionan para rechazarlo. El Ejecutivo enfrenta un escenario complicado en el Congreso, ya que no cuenta con los 86 votos necesarios para asegurar el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario.
La situación ha generado incertidumbre en el oficialismo, mientras que la oposición se muestra confiada en la posibilidad de rechazar el veto. La reciente movilización masiva en defensa de las universidades públicas ha incrementado la presión sobre los legisladores indecisos.
A pocas horas de que el veto fuese publicado en el Boletín Oficial, las tensiones en el Congreso se intensifican. La frase «están complicados los héroes», pronunciada por un dirigente radical, resume la situación del oficialismo, que no logra reunir los apoyos necesarios para garantizar la validez del veto. La estrategia del Gobierno se centra en obtener el respaldo de las fuerzas provinciales y de algunos sectores de la Unión Cívica Radical (UCR), aunque estos movimientos se presentan cada vez más difíciles.
El PRO, uno de los principales aliados del Gobierno, también está dividido en su postura. A la espera de la decisión de Mauricio Macri, muchos de sus diputados se muestran reacios a apoyar el veto si no hay una clara dirección política. En este contexto, algunos legisladores han amenazado con no asistir a la votación, lo que aumentaría las posibilidades de que la oposición logre rechazar el veto presidencial.
La masiva movilización que tuvo lugar en Buenos Aires reflejó el amplio rechazo social al veto presidencial. Representantes de diversas fuerzas políticas, desde el peronismo hasta sectores de la izquierda y la UCR, se unieron para manifestar su apoyo a la Ley de Financiamiento Universitario. Esta unidad opositora ha enviado un mensaje claro a los legisladores indecisos: el veto no será bien recibido en la sociedad, y podría afectar la imagen de aquellos que decidan apoyarlo.
La ley, que fue aprobada en la Cámara de Diputados con 144 votos a favor y 77 en contra, enfrenta ahora un escenario más complicado en cuanto a su implementación. A diferencia de la votación sobre el ajuste a los jubilados, el rechazo al veto de la ley universitaria cuenta con un apoyo social y político mucho más amplio, lo que ha generado incomodidad en algunos sectores que previamente habían respaldado al gobierno.
Uno de los principales obstáculos para el Gobierno es asegurar el apoyo de las fuerzas provinciales, en particular del bloque Innovación Federal, que fue crucial para blindar el veto presidencial en la reforma de la ley de movilidad jubilatoria. Sin embargo, muchos de estos legisladores se encuentran incómodos ante la perspectiva de apoyar un veto que afectará a las universidades públicas, instituciones con las que muchos de ellos tienen vínculos directos.
El Gobierno también enfrenta dificultades dentro de su propio espacio. De los cinco diputados radicales oficialistas, solo dos han manifestado su apoyo firme al veto. Los otros tres, presionados por la UCR y afectados por las movilizaciones a favor de la educación pública, han mostrado dudas sobre su voto.
El verdadero reto para el Gobierno radica en conseguir nueve votos adicionales para asegurar el veto, un objetivo más accesible en comparación con la votación sobre los jubilados, pero que sigue siendo incierto. A pesar de que el PRO votó en contra de la Ley de Financiamiento Universitario, la falta de una postura clara por parte de Mauricio Macri ha generado divisiones internas en el bloque.
El PRO se encuentra en una encrucijada, ya que varios de sus diputados han comenzado a cuestionar la necesidad de apoyar el veto sin la certeza de que el Gobierno pueda reunir los votos necesarios. Algunos legisladores han expresado su frustración por la falta de claridad en la estrategia del oficialismo, y temen quedar como perdedores en una batalla política que no consideran prioritaria.
Además, algunos diputados del PRO ya han anunciado que votarán a favor de la ley, lo que podría debilitar aún más la posición del Gobierno. Sin un mensaje claro de Macri, la posibilidad de que cada legislador actúe según su criterio personal se vuelve más probable, complicando aún más los esfuerzos del oficialismo para blindar el veto.
En resumen, el futuro del veto a la Ley de Financiamiento Universitario sigue siendo incierto. La presión social y política, combinada con las divisiones internas dentro del oficialismo y sus aliados, podría determinar el resultado final en el Congreso. La próxima semana será crucial para definir si el Gobierno de Milei logra consolidar su veto o si la oposición consigue una importante victoria política.
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