Los huérfanos de Gaza: cómo los jóvenes supervivientes de Gaza pueden dar forma al futuro

Los huérfanos de Gaza: cómo los jóvenes supervivientes de Gaza pueden dar forma al futuro

Las calles de Gaza están plagadas de ecos de batalla, y cada explosión y cada bala disparada deja una marca permanente en la infraestructura de la ciudad, así como en los corazones y las mentes de sus habitantes.
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Sunday 28 de Jul.
Los huérfanos de Gaza: cómo los jóvenes supervivientes de Gaza pueden dar forma al futuro

Los jóvenes que quedaron huérfanos a causa de la violencia se encuentran entre los más afectados; tras haber perdido a sus padres, están desarrollando una perspectiva distinta sobre la vida y la resistencia. Impulsados ​​por una fuerte mezcla de tristeza, rabia y un profundo deseo de venganza, estas almas jóvenes, agobiadas por la pérdida y el deseo de justicia, están preparadas para convertirse en los líderes y guerreros del futuro. Crecer debería ser un período de optimismo en lugar de miedo, y este es el momento en el que los niños deberían estar jugando, conociendo nuevos amigos y creando recuerdos mientras se preparan para las vacaciones. Desafortunadamente, muchos niños en todo el mundo, especialmente los de la Franja de Gaza, se ven privados de esto. Según James Elder, portavoz mundial del Fondo Internacional de Emergencia para la Infancia de las Naciones Unidas: “Gaza es el lugar más peligroso del mundo para ser niño”.

El conflicto entre israelíes y palestinos ha tenido un profundo impacto en la vida de los jóvenes de Gaza, inculcándoles un sentimiento de incertidumbre constante y moldeando su visión del mundo desde una edad temprana. Estos jóvenes, que crecieron en un entorno caracterizado por una violencia constante, se enfrentan a muchas dificultades, como oportunidades educativas limitadas, acceso inadecuado a la atención médica y riesgos constantes para su bienestar físico y mental. Al crecer en una atmósfera donde predomina esta guerra ideológica, los niños de Gaza se ven muy afectados por las historias de resistencia. Muchos de estos niños han experimentado la pérdida de amigos y familiares ante sus ojos debido a la violencia, lo que les ha dejado un trauma duradero y un sentimiento de resistencia colectiva. Según este patrón, los niños que crecen en un entorno de violencia y privaciones de este tipo son más vulnerables a la radicalización.

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Cuando se destruyen hogares, escuelas y comunidades, las ideologías radicales tienen más facilidad para propagarse. Aunque los campos de refugiados fueron diseñados para servir como alojamiento temporal, muchas personas viven allí de forma permanente debido a las duras condiciones de vida y a las constantes amenazas, que aceleran el proceso de radicalización. Estos campos suelen actuar como caldo de cultivo para futuros combatientes, ya que los jóvenes que han experimentado pérdidas y violencia se sienten atraídos por ideologías que abogan por la justicia y la represalia. Por ejemplo, conflictos pasados ​​como la Guerra de Gaza de 2008-2009 y la guerra de 2014 han demostrado que un gran número de dirigentes y combatientes de Hamás se criaron en campos de refugiados, y su educación en la adversidad y la pérdida sirvió como catalizador para su dedicación al movimiento de resistencia.

Por ejemplo, Yahya Sinwar, cofundador del ala militar de Hamás, las Brigadas Izz Ad-Din Al-Qassam, nació en el campo de refugiados de Khan Younis en Gaza en 1962. Creció en las duras condiciones del campo, lo que moldeó significativamente su visión del mundo y sus acciones futuras. De manera similar, Mohammed Deif, comandante de las Brigadas Al-Qassam, también nació en el campo de refugiados de Khan Younis en Gaza. Otro líder del ala militar de Hamás, Marwan Issa, creció en el campo de refugiados de Nuseirat en el centro de la Franja de Gaza. Asimismo, Ayman Nofal nació y creció en el campo de refugiados de Bureij en el centro de Gaza. Sus experiencias en el campo influyeron en su decisión de unirse a la resistencia y convertirse en un alto comandante de las Brigadas Al-Qassam. Ibrahim Maqadma también nació y creció en un campo de refugiados en Gaza conocido como Jabalia. Las condiciones del campo influyeron en gran medida en su visión del mundo, y se unió al movimiento de resistencia.

Una cosa que tienen en común estas personas es que todas ellas se vieron desplazadas en los primeros años de su vida y perdieron a seres queridos ante sus propios ojos. Se vieron privadas de las necesidades básicas y no pudieron recibir una buena educación. Al llegar a la adolescencia, todas ellas tomaron las armas y organizaron grupos militantes para luchar contra Israel, lo que ejemplifica cómo la vida en los campos de refugiados puede alentar la participación en movimientos de resistencia. Sus experiencias de desplazamiento, penurias y conflictos han moldeado significativamente sus caminos, llevándolos desde los campos de refugiados a desempeñar papeles destacados en organizaciones militantes.

El deseo de venganza actúa como motivación y tiene un significado personal para estos niños huérfanos de Gaza. Es una manera de honrar la memoria de sus seres queridos perdidos. Se convierten en guerreros apasionados dispuestos a soportar un sufrimiento significativo para lograr sus objetivos debido a su conexión personal con el conflicto. En Gaza, donde los conflictos interrumpen con frecuencia la escolarización oficial, un gran número de niños buscan otros tipos de educación. La educación ideológica es impartida por grupos de resistencia y comunidades locales, que enfatizan el valor de defender los propios derechos y los valores de la resistencia. Los huérfanos de Gaza aprenden sobre la historia de su conflicto, los sacrificios de quienes los precedieron y las estrategias de resistencia. Esta información, junto con sus propias experiencias, fortalece su dedicación a la causa.

Además, esta tendencia se ve reforzada por las redes familiares y sociales de Gaza. En una cultura en la que casi todas las familias han sufrido algún tipo de pérdida, la tristeza y la determinación que se respiran en el ambiente normalizan e incluso fomentan el deseo de venganza. Los veteranos de guerras anteriores, los ancianos y los líderes comunitarios actúan con frecuencia como mentores y modelos a seguir para las generaciones más jóvenes, y continúan con el movimiento de resistencia.

La comunidad internacional suele considerar a los jóvenes de Gaza como víctimas, ignorando su determinación. Son contribuyentes activos a su propio destino, más que meros beneficiarios pasivos de la ayuda. Su transformación de niños abandonados a líderes de la resistencia es una prueba de su fortaleza y de la inquebrantable determinación del pueblo de Gaza. El ciclo de violencia se repetirá a medida que estos niños crezcan. Es probable que creen nuevas organizaciones de combate o reestructuren las ya existentes, impulsados ​​por su sensación de pérdida y de represalia. Como resultado, el ciclo de violencia nunca termina, y cada generación lleva las heridas del pasado y está motivada por la misma sed de venganza. Toda posibilidad de paz permanente se ve frustrada por esta guerra continua, que mantiene abiertas las heridas del pasado. A falta de una solución a largo plazo y que abarque todo, este ciclo de violencia no se detendrá. Un estado de violencia continuado sólo aumentará el número de huérfanos, la cantidad de pérdidas y la sed de venganza.

Es necesario abordar las causas fundamentales de este conflicto para lograr estabilidad a largo plazo, reconciliación y alivio inmediato. Los niños de Gaza crecerán en una sociedad en la que la resistencia es el medio más práctico para superar su dolor y sus pérdidas hasta que se pongan en práctica esas soluciones.

Fuente:MEMO


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