La sociedad debe sentar las bases para que las personas alcancen la felicidad en este mundo y en el más allá. Una sociedad así necesita leyes precisas y definidas. Por supuesto, dadas sus limitaciones, la humanidad no puede llegar a leyes aplicables en todo momento y en todo lugar sin una conexión con una fuente sobrenatural.
Por otro lado, no es posible establecer el orden en la sociedad sin la presencia de personas que defiendan el cumplimiento de las leyes y los derechos personales y sociales. Es por eso que el Islam introduce leyes y condiciones para quienes las aplican.
Una de las manifestaciones del orden es el cumplimiento de las promesas porque, al observar el orden y mediante una planificación adecuada, se prepara el escenario para el cumplimiento de las promesas.
El Sagrado Corán dice en el versículo 8 de la Sura Muminoon: "(Prósperos son) los que preservan sus depósitos y promesas".
El Santo Profeta (pbd) dijo que quien no es fiel a sus promesas no es creyente.
También se enfatizó en el hadiz que no se debe mirar cuánto rezan o ayunan las personas para juzgar el nivel de su fe, sino más bien cuán fieles son a sus promesas.
En los últimos momentos de su vida, el Santo Profeta (pbd) le dijo al Imam Ali (s) que devolviera lo que le había sido confiado, ya fuera su dueño una persona justa o no.
El Santo Profeta (bpd) estuvo atento incluso a los pequeños detalles cuando se trataba de ser fiel a las premisas. Una vez un hombre le dijo al Profeta que lo esperara cerca de un acantilado. Al cabo de un rato el sol empezó a molestarle. Sus compañeros le preguntaron por qué no se paraba a la sombra, y él dijo que el lugar que había prometido esperar estaba allí mismo, no a la sombra.