Mantener intacta la espiritualidad que se ha ganado durante el bendito mes de Ramadán necesita predicadores internos y externos. Los hombres necesitan usar las pautas que les da su propia alma y conciencia, así como las que les indican los guías religiosos.
Es muy importante conservar y salvaguardar lo ganado durante el mes de ayuno y oración. Pocas personas intentan dar un paso más y elevar su espiritualidad hasta el próximo Ramadán.
Al observar la naturaleza de los seres humanos, nos damos cuenta de que somos diferentes de otras criaturas. Los ángeles, por ejemplo, están dotados sólo de una dimensión espiritual mientras que en los animales prevalecen las características dadas por el instinto y la materia. Los seres humanos, sin embargo, están en algún punto intermedio, ya que llevan estas dos características dentro de ellos.
En otras palabras, el ser humano ha recibido de Dios una dimensión física y corporal que tiene sus propias necesidades. Pero tenemos el deber de observar algunas instrucciones para mantenernos en forma y saludables. Al mismo tiempo también han recibido un aspecto espiritual que también necesita protección y cuidado. Una mirada a las súplicas y oraciones que nos han llegado del Profeta y del Ahl-ol-Bayt nos muestra que piden a Dios por la salud tanto de su cuerpo como de su espíritu.
El Sagrado Corán afirma que "un corazón puro" es lo que ayudará a las personas en el más allá: "El día en que ni la riqueza ni los hijos proporcionen beneficios, (estará satisfecho en cambio) aquel que se presente ante Allah con un corazón puro (Sura Ach-chuara, versos 88-89).
Los atractivos materiales de este mundo pueden llevarnos a olvidar nuestra dimensión espiritual y comprometer así la pureza de nuestro corazón. En consecuencia, es bueno que a las personas se les recuerde constantemente su naturaleza espiritual para evitar sumergirse completamente en el reino material.
Esto puede suceder a través de algunos actos de renuncia, como la práctica del ayuno durante el mes de Ramadán. Actos de renuncia que no lleven a descuidar el aspecto material ni a dañar nuestro cuerpo que, como se ha dicho, también debe ser cuidado, sino que nos ayuden a dominar nuestra voluntad y a fortalecer nuestro autocontrol frente a las atracciones del mundo material, evitando dejarnos transportar únicamente por la dimensión material.
Es por esto que una de las prácticas recomendadas para mantener viva la espiritualidad lograda durante el mes de Ramadán es continuar la práctica del ayuno en algunas ocasiones incluso después del mes sagrado.