Roberto Chambi Calle[1]
Después de la Segunda Guerra Mundial se idealizó un mundo bizarro en donde primaría la paz, el amor y la solidaridad, pues la gran guerra había terminado, pero los sueños eran fallidos, ya que la colonización, la invasión y el saqueo de los recursos de los miserables por parte de imperios, reinos y monarquías aún seguía; uno de ellos la República Árabe Saharaui Democrática frente a la felonía de España y las garras de su opresor Marruecos.
El Sahara occidental fue una de las colonias de España, la misma que la ocupaba por los recursos de minas de fosfato; así como sus riquezas en el sector de la pesca, no obstante de ello el 26 de febrero de 1976 la abandona, surgiendo el frente Polisario en su remplazo necesario, quien proclama la República Árabe Saharaui Democrática, inmediatamente respondida por Marruecos mediante el uso de la fuerza, basado en los Acuerdos de Madrid, en los que se dejaba la tuición del territorio a Marruecos y Argelia, violando flagrantemente el Derecho Internacional; pues hasta el día de hoy Naciones Unidas sigue considerando al pueblo Saharaui como un territorio en proceso de descolonización.
El 10 de mayo pasado se recordó 50 años de resistencia del Frente Polisario, única entidad que representa legítimamente al pueblo saharaui frente a la ONU y la comunidad internacional, quién lucha desde 1973 por la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática.
Es inaudito que en pleno siglo XXI gran parte de la sociedad internacional siga siendo el cómplice de la impunidad de la monarquía de Muhammad IV, quien con su ejército va aplastando derechos de mujeres y niños de este pueblo que durante más de 50 años pide que su tierra sea reconocida por el pleno de la comunidad internacional, quienes consciente e inconscientemente han olvidado su lucha justa.
Las promesas que hizo en su entonces España, a la fecha no se han cumplido; aquellas de llevar a cabo un referéndum para que esta nación tenga soberanía plena como estado libre, por otra parte, la monarquía ocupacionista se aprovechó por más de cinco décadas para seguir abofeteando y golpeando a un Estado rehén de su autoritarismo obsecuente a Europa, incumpliendo los compromisos que asumió cuando España aún era “dueña” de estos territorios. La tozudez de Muhammad IV ha ocasionado la muerte de miles de saharauis; así como las violaciones flagrantes a sus habitantes, su economía, así también la explotación de sus recursos naturales, más aún que este país atado de pies y de manos observa cada día cómo la monarquía sanguinaria hurta, roba y saquea los recursos del pueblo saharaui en complicidad de España y la Unión Europea.
Las actitudes dictatoriales de Marruecos están muy lejos de la hermandad islámica por lo cual ellos se jactan, en esa línea, siendo miembro de la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica, este asesina y encarcela a la población civil, ya que su objetivo final es apropiarse de este territorio; un lugar donde están “sus hermanos y hermanas” musulmanes de “Muhammad IV”….
La complicidad de España, algunos países europeos y árabes (Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos etc.), nos demuestra por enésima vez que, cuando se trata de recursos y territorio los principios de la Carta de Naciones Unidas, los estatutos constitutivos de la Liga Árabe o la Organización para la Cooperación Islámica no valen nada.
La lucha del pueblo saharaui a más de cinco décadas no está sola, por ejemplo, junto a ella se encuentra la autodeterminación de Palestina, que similar a esta causa sigue en pie de lucha y defensa por la libertad de su pueblo frente al régimen ocupacionista, quien bajo la capa de EEUU y la UE no solo usurpa su territorio; sino que al día de hoy la entidad sionista continúa ocupando y colonizando barrios y zonas en Cisjordania, cercenando pedazo a pedazo a Palestina.
Habiendo trascurrido más de 50 años de resistencia del frente Polisario por la autodeterminación de la República Árabe Saharaui Democrática, los estados comprometidos con los verdaderos principios de la independencia y soberanía, deberían asumir posturas más contundentes para su pronta liberación, pues no se puede concebir que un pueblo teniendo territorio, cultura y civilización siga viviendo como esclavo y paria en su propio territorio; las naciones libres del mundo deben ponerlo siempre en la mesa de discusión para su solución en cualquiera de los foros de decisión con los que cuenta la comunidad internacional y que no solo queden en declaraciones uni o multilaterales románticas sino en acciones diplomáticas reales que presionen a Marruecos para que deje de estrangular a un pueblo que aun resiste irónicamente en un mundo “libre y multipolar”….
Por Roberto Chambi Calle
[1] Jurista y analista en RRII, miembro del observatorio de Geopolítica Internacional “Imam Jomeini”.