Sdenka Saavedra Alfaro[1]

Recientemente más de 200 colonos israelíes armados con cuchillos, palos, piedras, e incluso, con armas de fuego irrumpieron varios pueblos del área de Nablus, en el norte de Cisjordania ocupada, dejando un palestino muerto, más de 300 heridos, y elevados daños materiales con, al menos, 75 viviendas incendiadas y más de un centenar de coches calcinados, de acuerdo al ministerio de sanidad palestino.

Entre las imágenes difundidas por los medios locales y por las redes sociales se ve cómo los colonos mataron a un rebaño entero de ovejas y arrancaron olivos y otros cultivos de agricultores palestinos, además se observa arder tiendas, casas, autos incinerados y arrojar piedras a los conductores palestinos en la localidad de Huwara, al sur de Nablus.

Estos ataques se producen precisamente días después de la redada violenta del ejército israelí en Nablus, el pasado 22 de febrero, considerada como la más letal desde 2005, que dejó el saldo de 11 muertos, entre ellos un comandante de la Yihad Islámica Palestina, un menor de 16 años y tres hombres de 61, 66 y 72 años, y más de 100 heridos.

Toda esta escalada de violencia se da tras la incursión del ejército israelí en el campo de refugiados en Yenín, al norte de Cisjordania ocupada, el 26 de enero de esta gestión, con fuerzas encubiertas, decenas de vehículos blindados y francotiradores, que además intervinieron en el hospital, obstruyendo el trabajo del personal médico y el de las ambulancias, porque dispararon contra ellos, masacre que dejó un saldo de 10 muertos y más de 30 heridos.

En lo que va del año, las fuerzas israelíes han matado a más de un palestino al día, ya que, por ahora, hay más víctimas palestinas —al menos 30— que días en este 2023; pues son más de 63 palestinos que han fallecido después de que 2022 cerrara como el año más mortífero para los palestinos en Cisjordania desde el fin de la Segunda Intifada en 2005.

Recordemos que la Segunda intifada duró casi 5 años y se cobró la vida de más de cinco mil palestinos, incluidos 786 niños y la destrucción de 24 mil 768 casas , a eso se suma la clausura de fronteras, abusos en los puestos de control, demolición de casas, arrestos masivos y la construcción de un muro del apartheid  con el fin de arrebatarle a los palestinos las tierras más fértiles y las reservas de agua dulce cercanas al río Jordán, además de obstaculizar la comunicación entre las aldeas, convirtiéndolas en un sistema de bantustanes mientras el ejército y los colonos controlaban los principales caminos y checkpoints, este conjunto de medidas fueron (y son) parte de la batería represiva del sionismo, sumándose también a todo esto las bases para el bloqueo a Gaza, una verdadera cárcel a cielo abierto, que termina de imponerse en el 2007.

"El ejército y la marina israelí también aplicaron un bloqueo marítimo y terrestre de la Franja de Gaza en coordinación con las autoridades egipcias, bloqueando todos los pasos fronterizos, cerrando su espacio aéreo, restringiendo sus aguas territoriales y sometiendo todos los suministros humanitarios a una inspección de seguridad antes de permitir su acceso a través de los pasos fronterizos. Se prohibieron los materiales de construcción para evitar que con ellos se construyesen bunkers. Este bloqueo ha recibido duras críticas a nivel internacional por tratarse de una forma de castigo colectivo contra toda la población civil gazatí".

Todo ello nos hace una vez más comprobar la impunidad del régimen sionista Israelí, que sigue asesinando a palestinos bajo amparo de Occidente; reflejando la intención de exterminio, mediante la “doctrina del asesinato”, la “limpieza étnica", el “genocidio”, declarados como crímenes de guerra, que lleva adelante el régimen ocupante desde hace 74 años, con la venia de Estados Unidos, la UE,  y sus lacayos, como lo hemos manifestado,  que junto con su arma más poderosa, la mayoría de sus medios hegemónicos de occidente, callan y hacen caso omiso ante éstos crímenes de lesa humanidad, mostrando su racismo extremo e hipocresía, sólo al informar los hechos perpetrados en Ucrania, o como lo tildan los medios corporativos BBC, ABC, EL PAÍS, FRANCE PRESSE, ASSOCIATED PRESS, REUTERS, CNN, y todos, al señalar que lo que está pasando es el “conflicto” entre Palestina e Israel.

De qué conflicto se está hablando, si estamos comprobando que es un genocidio entre una potencia atómica y un pequeño pueblo sin fuerza militar alguna, como lo demuestran estudios y el ranking de 2021 que publica el sitio especializado Global Fire Power, donde coloca a Israel entre los ejércitos más poderosos del mundo “las fuerzas armadas israelíes no solo cuentan con apresto militar y logística, sino también con un escudo antimisiles efectivo que neutraliza la mayoría de los ataques con cohetes”.

Además de ello, de acuerdo a Avner Cohen, historiador israelí y autor de libros como "Israel y la bomba" o "El Secreto peor guardado: el pacto de Israel con la bomba", el régimen sionista israelí desarrolló armamento nuclear de forma encubierta hace más de 50 años, siendo uno de los pocos países del mundo que no firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Atómicas (TNP).

Actualmente, Israel tiene “suficiente material fisionable para fabricar entre 60 y 300 armas nucleares”, según el exoficial del ejército estadounidense Edwin S. Cochran (además de las entre 100 y 200 bombas atómicas ya disponibles, según la CNN), y de acuerdo a varias fuentes, entre ellas la del doctor Alfredo Jalife-Rahme, Israel posee un máximo de 400 bombas termonucleares y de hidrógeno.

Todo ello, nos demuestra una vez más la injusticia, que desde 1948 se viene propinando contra el pueblo de Palestina, desde la Nakba "la catástrofe" la limpieza étnica israelí, cuando pasó a tener un 78% del territorio, lo que posteriormente, en 1967 en la guerra de los seis días  Israel ocuparía el 22% restante: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este; es decir que como resultado de la guerra de 1967 Israel conquistó lo que quedaba de la Palestina histórica, Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, desplazando a 350 mil palestinos.

En ese sentido, también recordar la primera Intifada, que se llevó a cabo en 1987, la que surgió contra los asesinatos de 4 jóvenes palestinos por parte del Estado colonialista de Israel.

“La chispa que encendió la pradera fue el asesinato de cuatro jóvenes palestinos demorados en un checkpoint del campo de refugiados de Jabalia en la franja de Gaza, donde fueron arrollados por un militar israelí, producto de un “accidente”. La saña criminal premeditada abrió la furia de un grupo de manifestantes palestinos, entre ellos tres jóvenes de 17, 10 y 11 años que resultaron abatidos por los soldados israelíes”. 

Estos sucesos encendieron el fuego de la Intifada desde fines de 1987 hasta las brasas entradas de los años 90, donde perdieron la vida 1.559 palestinos, incluidos 304 menores contra 400 israelíes, mayoritariamente soldados, según el organismo de DD.HH. israelí Betselem.

Ante tanto atropello, ante la impunidad de Israel que viola no sólo los Derechos Humanos; sino que se ríe de todas las leyes internacionales, el pueblo palestino se movilizará con una tercera intifada; ya que recientemente "Netanyahu creó un nuevo gobierno que colocó a colonos, extremistas políticos y racistas, en puestos clave para supervisar Cisjordania”. 

Debemos señalar que la Intifada se ha convertido en un modo de vida, lo que significa una resistencia y un rechazo permanente a la ocupación israelí, su duración, participación masiva, tácticas innovadoras y realizaciones, hace que esta rebelión represente un hito en la historia de la lucha palestina; porque el pueblo una vez más se levantará por su sobrevivencia la valentía de un pueblo entero que se niega a continuar aceptando tanto sufrimiento y humillación ante un estado colonizador que viene amedrentando a todo un pueblo desde su declaración como Estado en 1948, que desde esa fecha viene ocupando ilegalmente sus territorios excluyéndolos, y sometiéndolos a operaciones militares de castigo que hasta el día de hoy no cesan.

Por Sdenka Saavedra Alfaro

[1] Sdenka Saavedra Alfaro, Escritora, Periodista, Profesora e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED) La Paz-Bolivia.